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UNA INTERPRETACIÓN HEBREA DEL TERCER GRADO


Rubén Baidez Legidos
En esta entrada del blog quiero ceder la palabra a un buen amigo mío, graduando en Teología en la Universidad Pontificia de Comillas (y protestante): Rubén Baidez Legidos. Empiezo a convencerme sinceramente de que uno de los problemas que los españoles tenemos para dar a la Masonería su verdadero significado radica en el desconocimiento total que el masón español, de formación por lo general católica, tiene del Antiguo Testamento. No voy a entrar a juzgar las razones por las que las Iglesia Católica (que es mi Iglesia, y razones cuya lógica comprendo) prefiere que la Biblia sea tamizada a los feligreses desde el púlpito. Pero, en el caso de los masones, esto nos deja en franca desventaja con respecto a los protestantes, ya que formamos parte de una orden cuyo simbolismo es fundamentalmente veterotestamentario, al tiempo que no tenemos hábito exegético ninguno.

Pensaba presentar esta conversación en torno al Tercer Grado como algo fortuito. Pero la verdad es que surgió en el Cementerio Nuevo de Benidorm. Rubén y yo habíamos acudido a rendir un último saludo a un amigo común, y se ve que las circunstancias y el lugar hicieron surgir el tema del grado de Maestro Masón. Como masón que soy tengo mi idea clara acerca de lo que se representa en el Tercer Grado, pero me sorprendió mucho escuchar una explicación simbólica tan coherente por parte de alguien que conoce en profundidad el Antiguo Testamento y está familiarizado con la mentalidad y los usos hebreos. Le pedí que me lo enviase por escrito para incluirlo en el blog, y aquí está. Espero que lo encontréis tan interesante como lo encontré yo.


Alberto Moreno




UNA INTERPRETACIÓN HEBREA DEL TERCER GRADO


La tradición en las iniciaciones mistérica nos deja un presupuesto teológico muy claro y definido, según el cual el ánima con el que nuestro cuerpo se ve “animado” tiene una existencia pre-terrenal y en cierto modo supraterrena. Esta idea la vemos recogida y muy bien expresada como paradigma de esta creencia en la filosofía del mismísimo Platón en obras tales como el Fedón[1], diálogo en el que se relata las últimas horas de Sócrates en la tierra, sus últimas palabras y conversaciones con alguno de sus amigos o en otras como el Menón.

Platón
La idea fundamental de la que parte Sócrates, Platón e incluso los pitagóricos es la misma que encontramos en la concepción religiosa del momento. El alma es concebida como algo distinto al cuerpo (dando lugar así al dualismo entre cuerpo (sôma) y principio vital llamado: alma (psique)). El alma tendría una existencia pre-terrenal y en cierto sentido pertenece al orden de las cosas eternas, mientras que por otro lado, el cuerpo atado a la materialidad es perecedera y cambiante. Es así pues, como el cuerpo se transforma en la tumba, prisión o simple vehículo de nuestro ente espiritual y eterno.

Pero ¿Cómo llega el alma al cuerpo? Según la tradición, el alma de forma accidental o más bien por cierto “pecado original” se ve abocada a la pérdida del paraíso metafísico en el que se encuentra de dicha plena, para verse precipitada a esta cárcel inerte y oscura de materialidad. El alma en este proceso de “encarnación” olvida su auténtica identidad espiritual y su existencia pre-terrenal[2]. Teniendo en cuenta esto, el método mayéutico usado por Sócrates adquiere un mayor sentido que el de simplemente dar a luz ideas. Sócrates lo que hacía era ayudar a la propia alma de dialogante con el que tenía lugar a recordar (proceso de reminiscencia) aquello que ya sabía pero que olvidó en este proceso de encarnación. Pues el alma conocía perfectamente todas las cosas. Debemos recordar aquí la teoría de las ideas, que no deja de ser también una referencia a un alma que saliendo en cierto modo del cuerpo se encuentra con la luz del bien que le permite conocer de forma correcta todo lo que hay.

Estas ideas aunque en la actualidad puedan parecernos extraños para la Atenas de aquel tiempo no lo eran. Estos presupuestos eran habituales en los ritos de iniciación anuales al culto a las diosas Deméter y Perséfone que se celebraban en Eleusis[3] (cerca de Atenas), en la antigua Grecia o en los ritos órficos o en las bacanales dedicadas al dios Baco.


Ruinas de Eleusis


Estos ritos usaban un método de docencia muy característico basado en explicaciones mitológicas, que pretendían dar sentido y respuestas a inquietudes propias de la existencia humana, como por ejemplo: de dónde venimos, hacía dónde vamos y cuál es el sentido de estar en esta vida. 

Así mismo lo expresó Pindaro, iniciado en los misterios de Eleusis:

“Bendito es aquel que, habiendo visto estos ritos,
toma el camino bajo la tierra.
Conoce el final de la vida,
así como su divino comienzo.”[4]

O incluso el propio Cicerón:

“No solo hemos encontrado ahí la razón para vivir más alegremente
sino también que podemos morir con mayor esperanza.”[5]

Según nos dice Hoffman: “Los iniciados a menudo experimentaban en visiones la congruencia del principio y el final, de la vida y la muerte, la totalidad y el eterno campo generativo del ser. Tuvo que haber sido un encuentro con lo inefable, un encuentro con lo divino, y solo podía ser descrito con metáforas. Es sorprendente que la experiencia eleusina es descrita una y otra vez en antítesis: oscuridad y luz, terror y beatitud. Esta ambivalencia también es evidente en otras descripciones como la de Aelius Aristides, que dijo que Eleusis era:

La más acongojante e iluminadora de todas las
divinas cosas que existen entre los hombres.”[6]

En los ritos órficos el mito es otro pero la idea subyacente es la misma. Se habla de un alma proveniente de los dioses y un cuerpo material corrupto. En la iniciación al candidato se le revelaba una leyenda simbólica que encerraba toda la “gnosis” esotérica del misterio, el cual se daban afirmaba esa eternidad del alma que proviene desde otra dimensión a la sensitiva y una clara esperanza con la cual el ser humano no se queda en esta, sino que puede encontrar el camino de regreso a casa. Incluso esta idea se encuentra en rituales masónicos como el rectificado, en el cual en el primer grado se le presenta esa columna rota que teniendo su base en tierra, perdió la conexión con el cielo y es tarea del obrero masón de reconstruirla.

El iniciado órfico tras conocer la verdadera naturaleza de su ser, se da a un proceso de purificación largo que se realiza tras varias transmigraciones del alma o metempsicosis.

La finalidad de esta purificación es la de ser capaz de dominar sus pasiones e instintos para que una vez se haya fallecido el alma que se dirige al Hades encontrándose sedienta sea capaz de contenerse ante la primera fuente de agua que encontrará denominada “Olvido”. En ella beben casi todos los seres humanos que no aprendieron a dominar sus pasiones, deseos y no fueron lo suficientemente instruidos (es decir los no iniciados). Precisamente  esta agua es la que les hace olvidar su “vida” y “experiencia vital”, y el hecho de no recordar es lo que les hará de nuevo volver a esta tierra. Por otro lado, los “verdaderos iniciados” poseyendo el verdadero conocimiento en materia de estas cuestiones metafísicas y teniendo el sumo control de su yo, es capaz de continuar su camino, tras el cual encontrará una segunda fuente llamada “Memoria” en la cual podrá apaciguar su sed. Esta agua tiene la capacidad de dotar al que la bebe de sellar en sí eternamente el recuerdo de su vida. Prosiguiendo por este sendero, el siguiente encuentro será con un dios. Aquellos no instruidos lo suficiente y que bebieron del agua “olvido” serán condenados de nuevo a  la reencarnación o bien con la metempsicosis, en cambio aquellos que alcanzaron el nivel óptimo de catarsis y fue capaces de liberarse de los vicios propios de la carnalidad, renunciando a la primera fuente y apaciguando su sed en el agua de la “memoria” responderán:

“Yo soy un ser inmortal como tú, pues soy hijo de los dioses”.

Tras esto saludaban al dios de una determinada forma y manera que les hacía reconocibles a los dioses. Estos toques y saludos, les eran enseñados a los iniciados en los propios rituales.



Con esta idea como base de la concepción teológico religiosa de Grecia, la lectura que podemos hacer de la inscripción del frontispicio del Templo de Apolo en Delfos ΓΝΩΘΙ ΣΑΥΤΟΝ (Conócete a ti mismo), adquiere una dimensión aún mayor que la que desde la modernidad podría otorgársele. “El conocerse a ti mismo” no es tan sólo el auto descubrimiento o reconocimiento de uno mismo. De su cuerpo, de sus defectos, su carácter, etc., sino que en el mundo clásico tiene que ver con ese descubrimiento de eternidad con el que el hombre es habitado. Es decir, tú no eres tu cuerpo o aquello que alcanzan tus sentidos a percibir, hay una realidad metafísica que es más verdadera que la que puedes percibir a simple vista. Tu alma proviene del mismo lugar de los dioses y tu hábitat natural no es este mundo por el cual peregrinas.

En masonería, el viejo adagio de “Conócete a ti mismo será un tema transversal de todo el primer grado. Como bien apunta Javier Otaola en su libro Ser aprendiz, aprender a ser la primera pregunta a la que se enfrenta el candidato en el umbral de la puerta de la logia es: ¿Quién va?[7]. Esta cuestión apunta ya hacía una reflexión que tendrá que hacer el candidato a raíz de este primer grado y es precisamente dar respuesta a quién es.

Esta reflexión no queda en este ejemplo como caso aislado, sino que este hecho se reitera de nuevo en la ceremonia de iniciación del candidato, en otro momento del ritual cuando el Venerable insta al candidato a buscar enemigos entre los miembros de la Orden, momento seguido sucede que el Venerable Maestro expresa: «No es siempre delante de uno que se encuentran los enemigos. Los más terribles, muchas veces, están detrás. ¡Volveos!». Momento en el cual el recién iniciado empieza a comprender que él es su peor enemigo y que la única vía que se le ha concedido para alcanzar la verdadera libertad es la que parte desde el conocimiento de uno mismo. O bien porque el hombre es un ser bueno por naturaleza pero corrompido por la sociedad como afirmaba Jean-Jacques Rousseau o bien porque su naturaleza es mala como entendió Hobbes, la única vía de salir de ello es por medio del conocimiento y educación. Por supuesto, el conocimiento parte del nosce te ipsum.

La masonería, al contrario que en los cultos mistéricos que si configuraban un corpus de creencias y conocimientos esotéricos de soteriología, no tiene un compendio doctrinal que creer, pero esto no quiere decir que no la celebración ritual no tenga presupuestos teológicos desde los cuales se idearon o configuraron dichos rituales. En el primer grado, la ceremonia de iniciación insta desde el principio al neófito a indagar tras “piedra” material de nuestro propio cuerpo sensible hasta llegar a conocer esa realidad metafísica que nos es propia y nos compone que va más allá de lo puramente sensitivo[8]. Esto quiere manifestar y declarar desde un comienzo que la masonería postula la creencia de un alma trascendente y no queda atrapada en postulados materialistas. Esto es altamente evidente cuando en la propia ceremonia lo primero que se hace es tener que afrontar la prueba de la tierra, no habiendo mejor metáfora para referirnos a lo que aquella cámara de reflexión simboliza: la propia tumba del recipiendario. Allí pacientemente queda a la espera de que le guíen en este proceso ceremonial, elaborando un testamento con ideas que serán pasadas por el fuego, haciéndole evidente que hasta sus propios pensamientos han pasado a mejor vida. El hermano terrible o experto pasa a buscarlo y lo presenta ante el trono de Salomón el cual le somete a un Juicio con interrogatorios de índole moral, para posteriormente pasar por los elementos purificadores  que le permitirán alcanzar la  verdadera luz.


Levantando el Maestro, por Il Guercino (c. 1650)

Esta dramatización está representando de forma fehaciente ideas de ultratumba cristianas en las cuales el que ha fallecido, queda a la espera de ser trasladado por los ángeles (figura del hermano terrible o mistagogo en los misterios antiguos), los cuales guiando al alma ante el trono de Dios esta es sometido al conocido como Juicio final, donde todos seremos juzgados. En este tribunal se determinará la salvación, purificación o condenación del sujeto. Precisamente como símbolo de que lo que se esta representando en este momento no tiene que ver con el cuerpo propiamente dicho, sino con el alma humana el candidato lleva un cordón alrededor del cuello reflejando fielmente la idea del cordón de plata del que se habla en los viajes astrales (cordón usado por el alma para saber volver sobre el cuerpo). Precisamente el detalle más interesante es que en este momento ese cordón ya está roto, pues viene sostenido de la mano del propio postulante a la iniciación. Esta alma tras ser sometido al Juicio de aquel que ocupa el Venerable trono, pasa por diferentes purificaciones antes de poder recibir la luz, que no es otra cosa que la representación de la visión beatífica de los místicos. ¿Pero por qué elementos el alma es purifica? Con los tres bautismos que se enuncian en Mateo 3: 11-12, el bautismo de agua (bien conocidos por todos), el del aire que es el del Espíritu[9] y el bautismo de fuego (este será el acto inaugural de la eternidad).
En este sentido, el primer grado sigue un postulado teológico-religioso en el que el alma actúa de manera independiente al cuerpo. Esta idea sigue la tradición que hemos venido hablando desde el principio. Un alma que no necesita de un cuerpo para subsistir y que tiene vida por su propia naturaleza. En cambio, la idea judía veterotestamentaria sobre este asunto es completamente opuesta a lo hasta aquí expuesto. Según la concepción judía de la muerte en el antiguo testamento y que pasará a muchos cristianos del nuevo, el alma no es independiente del cuerpo, sino un fenómeno unido al mismo. Pero analicemos dicho postulado detenidamente.
Como bien es sabido para los judíos Dios creó el mundo desde la nada (es decir ex nihilo). Incluso los cabalistas afirman que la Torah comienza con la segunda letra del Alefato hebreo que es la Bet (ב). Con ello el autor hebreo pretende expresar que no es la creación no es el principio de todo, sino que a bet le precede alef (א, letra que representa a Dios mismo). Dios creador de todo, hace el mundo y crea al ser humano, desde la materialidad del barro y el aliento de vida de Dios (su ruaj) creando así un alma viviente. Es decir, para un judío no existe el dualismo alma/cuerpo como en el mundo heleno, es todo una unidad. Por esta razón, los judíos no conceptualizan un alma separada del cuerpo y una vez el cuerpo muere el alma queda en un estado de no conciencia que requiere de la resurrección y un nuevo cuerpo. En Eclesiastés podemos leer por ejemplo:

Porque los que viven saben que han de morir, pero los muertos no saben nada, ni tienen ya ninguna recompensa, porque su memoria está olvidada.

Incluso para el cristianismo primitivo la idea de resurrección es fundamental, como expresa el apóstol Pablo en 1 de Corintios 15: 13-14:

 Porque si no hay resurrección de muertos, Cristo tampoco resucitó: Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe.

La idea de resurrección no es compatible con la creencia de un alma con vida propia, pues ¿Para qué va a resucitar algo que es eterno y tiene vida por sí misma?
Mientras para que para un griego el alma era eterna para un judío el alma se configuraba junto al cuerpo (por eso a Jeremías, Dios le dice en el vientre de tu madre te formé) y son realidades inseparables.

Esta idea judía se ve claramente representada en el tercer grado del ritual masónico. Cuando Hiram Abiff muere, alrededor de su ataúd se genera una serie de movimientos que representan el movimiento de los astros. El movimiento de los astros no es otra cosa que el tiempo transcurrir. Bien es sabido que del movimiento del sol, transcurre el día y la noche. Alrededor del féretro el mundo sigue su curso. El muerto sigue muerto y nada puede hacer por sí mismo. Está esperando, ¿pero qué espera? Si en el primer grado se identificaba al candidato con el alma, en este tercer grado se identifica plenamente con el cuerpo. Pues bien, el cuerpo no puede levantarse a sí mismo y necesita de un ser extra nos para volver a la vida. Curiosamente es por medio de la simbología del Venerable Maestro y con el toque de maestro que puede volver a la vida. Pero ¿qué tipo de vida es? Es una vida espiritual como nos deja claro el ritual al proclamar: ¡Es nuestro hermano Hiram más reluciente que nunca! Por supuesto está haciendo referencia a la resurrección del cuerpo en otra dimensión. En esta ocasión no tiene cordón. No es un alma. Es un nuevo cuerpo. Esta idea se aleja de las concepciones mistéricas de Grecia que hemos venido hablando y se adhiere a la conceptualización judía de resurrección del cuerpo. Incluso en los protestantes de tradición más anabaptistas, que utilizan el bautismo no como ceremonia de iniciación sino como de pase, el tercer grado les será muy familiar en muchas cosas. Pues el catecúmeno que va a recibir el bautismo, entra en el agua sumergiéndole y el pastor le levanta a una nueva vida con Cristo.
Esta idea se refleja muy bien en la historia de resurrección del propio Lázaro, cuando yaciendo muerto ya tres días y haciendo olor a putrefacto, el Maestro Jesús le devuelve a la vida por medio de su palabra. Recordemos que la palabra de Dios es creadora de vida y de todo lo que hay.


La resurrección de Lázaro, por José de Ribera (Museo del Prado)

Hiram Abiff, representado por el hermano masón que recibe en nuevo grado, necesita del toque del maestro para resucitar y tornar a la vida. Esa capacidad de regresar a la vida no la tiene por sí mismo y no su alma espera “durmiente” ante la llegada del Maestro que le levante de su condición de muerto. Es decir el postulado teológico-espiritual de este grado es contrario al presentado en el primero. Pues mientras en el primero se nos insta a conocernos como eternos, a descubrir esa eternidad que nos habita y que nos dota de ese estado intermedio que bien señaló Platón que nos convierte en seres “terrestiales”, el tercer grado se basa en una concepción judía del asunto en la que el alma no se separa del cuerpo y necesita de un maestro que le devuelva a la vida. Esta idea de resurrección del cuerpo no es única del judaísmo, sino que en otras como las religiones de cananeas o la egipcia (por ello lo de embalsamar o momificar el cuerpo) se encuentran. Incluso en el culto mistérico de Osiris. Por ello podemos afirmar que los mitos y símbolos que se le presentan al candidato de cada grado parten de postulados bien distintos e incluso contrarios de conceptualización, pero que coinciden en una cosa, en una realidad más allá de la existencia terrena dotando al masón también al más puro estilo de los cultos mistéricos de una cierta esperanza en el más allá de la vida material. El mismo Mozart cayó en la cuenta de ello y en la carta que va dirigida a su Padre después de que este se iniciará en la Orden, en la que su hijo expresa sus sentimientos de serenidad y superación del terror a la muerte que sufría tras pasar por su tercer grado.[10]




[1] Obra que el autor Walter Leslie Wilmshurst nos refiere como obra eminentemente iniciática
[2] Hoy en día religiones con la de Los Santos de los Últimos días también afirman algo parecido.
[3] De todos los ritos celebrados en la antigüedad, estos eran considerados los de mayor importancia.
[4] Hofman, A. El mensaje de los Misterios Eleusinos para el mundo de hoy. Disponible en: http://www.onirogenia.com/lecturas/el-mensaje-de-los-misterios-eleusinos-para-el-mundo-de-hoy/
[5] Op. Cit.
[6] Op. Cit.
[7] Otaola, J. Ser aprendiz, aprender a ser. Ed. masónica.es. Serie Roja. Ed. Abril, 2016. Publicada en Oviedo. Pág. 69.
[8] V.I.T.R.I.O.L.
[9] Espíritu en griego pneuma y en Hebreo ruaj tiene en ambos la connotación de aire.
[10] Otaola, J. La Logia y la Ley del deseo. Ed. Atanor. Marzo de 2011. España. Pág. 54. 

EL PUB ORANGISTA DE BENIDORM

Benidorm, en la costa mediterránea de España, es uno de los destinos turísticos más importantes de España. Lo que en los años 1940 no era más que un pueblecito de pescadores, con el despertar turístico español se convirtió en la tercera ciudad de España con mayor número de plazas hoteleras, detrás de Madrid y Barcelona. Con la diferencia de que Benidorm solo tiene 66.600 habitantes. En verano alberga en torno a 500.000 turistas.

El área de la Marina Baixa (la comarca donde se haya Benidorm) cuenta con unos 200 hoteles. Yo me gano la vida en uno de ellos.




Naturalmente, Benidorm, al igual que la Comunidad Valenciana, cuenta con una importante comunidad británica. En esta entrada del blog vamos a centrarnos en la decoración de un pub orangista que primera fue ubicado en el centro, y posteriormente llevado un poco más hacia la Playa de Levante de Benidorm.



El Acta de Sociedades Ilegales de 1799.

A lo largo del siglo XVIII se crearon en Irlanda grupos paramilitares que empleaban el ritual masónico con el fin de defender las distintas posiciones políticas. Inspirados por la Revolución Francesa, a finales del siglo XVIII se fundaba en Irlanda del Norte la asociación de los Voluntarios (Volunteers), paso previo a la formación, en 1791, por parte tanto de católicos como de presbiterianos, de los Irlandeses Unidos (United Irishmen). Bajo el lema de «Igualdad — Es la nueva lucha y será escuchada», esta asociación tendrá como fin promover inicialmente una radical reforma parlamentaria, así como la igualdad entre los irlandeses de todas las confesiones, para posteriormente abogar por la independencia de Irlanda y la creación de una república. Un fenómeno semejante surgió en Escocia (United Scotsmen) y en la propia Inglaterra (United Englishmen). Estas asociaciones paramilitares contaron siempre con un gran número de masones, y constituyeron su estructura y simbolismo a semejanza de la Masonería, al punto de crear Logias específicamente compuestas por miembros de estos movimientos, tales como la First Volunteer Lodge of Ireland nº 620, o regimientos de masones, como los Lowtherstown Masonic Volunteers. Además, debido a la secular anglofobia irlandesa, que se añadía a su ideología política revolucionaria, los United Irishmen habían contado con el apoyo de tropas francesas desembarcadas, lo que los convertía en auténticos quintacolumnistas.

Pero también había organizaciones protestantes que lo que perseguían era el asentamiento de colonos protestantes en irlanda. La única de estas asociaciones que ha perdurado ha sido la Orden de Orange. Esta orden fue fundada en 1795 para conmemorar los privilegios civiles y religiosos concedidos por Guillermo III de Orange a los protestantes y, en particular, su victoria en la Batalla del Boyne frente al rey católico Jacobo II el 12 de julio​ de 1690; así como en respuesta a los primeros avances del nacionalismo irlandés, que ya había conseguido representación en el Parlamento del Reino Unido e impulsado algunas tentativas secesionistas. Un detalle para el que tenga interés en la historia de la Masonería: la derrota en el rio Boyne, y posteriormente en Aughrim, iniciará la "fuga de los gansos salvajes" a Francia, en la que más de 12.000 soldados jacobitas (que con sus familias ascenderán a 24.000 personas) llevarán a Francia el germen de lo que será el Escocismo y los Maestros Irlandeses.


Esta asociación entre Masonería y las rebeliones puso a las asociaciones secretas en tela de juicio, de modo que en Abril de 1799 se aprobó la Ley de Sociedades Ilegales, que prohibía en Inglaterra y Escocia (que no en Irlanda, que no formaría parte del Reino Unido hasta 1801) la pertenencia a asociaciones que exigiesen un juramento y –entre otras medidas de control– sometía las imprentas a intervención gubernamental.


Sin embargo tanto el Conde de Moira (Gran Maestro de los Modernos) como el 4º Duque de Atholl (Gran Maestro de los Antiguos e hijo del anterior Gran Maestro) lograron convencer al Primer Ministro William Pitts de que se excluyese a la Masonería de la Ley de Sociedades Ilegales argumentando la naturaleza moral y filantrópica de la Orden. El precio a pagar fue que las Logias proporcionarían anualmente al estado una relación de sus miembros que especificaría nombre, edad, domicilio y profesión. 

Dado que Irlanda no pertenecía al Reino Unido, y siendo su estatuto el de una colonia, el Acta de Sociedades Ilegales no le fue aplicada. Sin embargo, la aparición en escena de la Orden de Orange, así como de los Ribonistas (asociación católica rural irlandesa que actuaba contra los terratenientes), provocó la revocación del habeas corpus, así como la emisión en 1823 del Acta para la Prevención de Juramentos, que puso a todas las sociedades secretas fuera de la ley. La Gran Logia de Irlanda no consiguió quedar eximida de esta acta, de modo que quedó proscrita, tardando más de dos años en conseguir permiso para volver a abrir las Logias. No obstante, durante estos dos años muchas Logias cerraron para no volver a abrir, y las Logias irlandesas de ultramar quedaron en un limbo jurisdiccional.





Comencemos dejando una cosa clara: la Orden de Orange tiene un cierto tufo radical y es acusada de ser racista y anticatólica. Creo que todos hemos visto en televisión cómo provocaban a los católicos desfilando por sus barrios el 12 de julio. Digamos que los propios protestantes moderados marcan las distancias con respecto a ellos. Afortunadamente el actual ambiente político del Ulster es mucho más apacible que hace unas décadas.

Ciñéndonos ya al pub orangista de Benidorm, lo primero que hay que decir es que sus murales y decoración siguen la tradición de murales callejeros del Ulster. Os pongo algunos ejemplos ilustrativos:







El Alzamiento de Pascua (en irlandés: Éirí Amach na Cásca) fue una rebelión que tuvo lugar en Irlanda contra la autoridad del Reino Unido, el lunes de Pascua de abril de 1916. La rebelión constituyó el más conocido intento de tomar el control del país por parte de los republicanos para lograr la independencia del Reino Unido.











El primer local que los orangistas tuvieron en Benidorm estaba situado en el centro. Esta era su fachada:








Lo primero que nos deja ver este mural es que la Orden de Orange no trabaja en los tres grados de la Masonería actual, sino que trabaja con el sistema antiguo irlandés de Entrado y Pasado (que ellos llaman Grado Naranja) , Maestro Masón (Grado Púrpura) y Arco Real Púrpura. Esta es la razón por la que la Escuadra y el Compás están en Segundo Grado, mientras que también hay símbolos del Arco Real. La llave inclinada proviene de la tradición antigua, y se mantiene en el Rito de York. A los candidatos se les pregunta: ¿La llave cuelga o reposa? Si reposa, es que se guarda silencio; si cuelga, es que se han dicho secretos masónicos a quien no se debía. Las tres velas son las Tres Grandes Luces. La escalera es seguramente la Escalera de Jacob, y la Zarza Ardiendo conmemora la aparición de Dios ante Moisés, que es un elemento muy importante del Arco Real antiguo. No obstante, es también el símbolo de la Iglesia De Escocia, de carácter calvinista, por lo que es un emblema protestante. Arriba podemos ver la cruz y la corona, que era el emblema de la Masonería Antigua y actualmente del Rito de York. El símbolo de 2 1/2 probablemente sea la forma coloquial de referirse a los golpes de mallete en Primer Grado (en la Marca una secuencia semejante la llamábamos "two and a penny"). Las tres batallas que figuran escritas son la del Río Boyne, donde derrotaron a los jacobitas; la del Somme, en Francia, donde los irlandeses fueron destinados; y la actual -si quieren considerarla así- de Derry, una ciudad norirlandesa en la que, si ganan los protestantes las elecciones, se llaman Londonderry, y si ganan los católicos, se llama Derry a secas.


El pub actual está en C/ Kennedy y se llama The Golden Last. Estas fotos me las mandó David García Cooke, quien las hizo desde su moto. Tenemos pendiente ir allí a tomar una cerveza y a hacer mejores fotos; pero estamos en Benidorm y en agosto, y me parece que tardaremos más de lo que pensamos.



A la izquierda se conmemora la batalla del Somme. El personaje ecuestre de la derecha es, obviamente Guillermo III de Orange, quien derrotó a los católicos jacobitas en la Guerra de los Dos Reyes. La Piedra Angular del Arco tiene pintada el Ojo que todo lo ve y debajo figura la leyenda "Permanece ante mis puertas y sé juzgado". En la valla están pintadas la calavera y las tibias (símbolo inicial de la Masonería), la Cruz y la Corona (Rito de York), y las palabras "temor de Dios, honor, rey".




Me voy a permitir, humildemente, decir que creo que este mural contiene un error de consideración. El Gran Maestro dice "Permitidme abrir esta Logia", pero debajo figura la leyenda "La última cena dorada". Aunque aquí son quince, la expresión "Última Cena" evoca obviamente la presencia de Jesús y los apóstoles. En los orígenes del Rito de la Palabra de Masón, antecesor de nuestros ritos actuales, cuando los miembros de una logia operativa eran mayoritariamente protestantes calvinistas, se exigía la presencia de doce miembros para abrir la logia. Esto se debe a que los protestantes sabían que su talón de Aquiles era que ningún obispo se había hecho protestante, por lo que se les acusaba de que sus sacramentos eran falsos. Por ellos los protestantes desarrollaron un gran esfuerzo teológico para intentar demostrar que no eran necesarios obispos para la transmisión de la gracia. Ello se plasmó en dos hechos masónicos: 1) El Toque, que proviene de Gálatas 2, 9, momento en que Pedro, Santiago y Juan dieron la mano derecha a Pablo y Bernabé en señal de que "la gracia les había sido dada" (si Dios podía dar la gracia a Pablo, que no ha conocido a Jesús, porqué no a los reformadores protestantes). Y 2) Pentecostés, en que les llega la gracia a los presentes, representada iconográficamente como lenguas de fuego. Por ello las logias protestantes exigían doce miembros para abrir trabajos. Pero no por la Santa Cena, sino por Pentecostés. Por ello sería sensato considerar que el pintor del mural confundió ambos acontecimientos.




En este mural se conmemora la victoria del Rio Boyne, durante la Guerra de los Dos Reyes.