Acerca del autor

REIVINDICACIÓN DE LA BIBLIA





La vivencia que el masón de habla española tiene de la masonería es muy diferente de la que tiene el masón anglosajón. Esto se debe a una serie de razones históricas que provocan que el masón hispanohablante viva sistemáticamente de espaldas a un ritual que, por lo general, no entiende y cuyas reglas de exégesis le son ajenas. Esta incapacidad para comprender el ritual tiene su origen fundamentalmente en su desconocimiento de la Biblia, el cual a su vez creo que se debe a dos razones.

La primera razón, y la más importante, es que el idioma español va ligado culturalmente al catolicismo romano, el cual siempre ha desaprobado la lectura espontánea de la Biblia por parte de los fieles, por temor a incurrir en interpretaciones no sancionadas por la propia Iglesia Católica. Mientras las Biblias eran exclusivamente manuscritas y escasas, este peligro no existía. Pero a partir del siglo XVI, siglo en que se generalizaron las Biblias impresas y cada hogar podía poseer una, la actitud ante este hecho difirió notablemente según se tratase de naciones católicas o protestantes. En las naciones protestantes la lectura de la Biblia era parte fundamental de la vivencia religiosa cotidiana. Entre los puritanos y presbiterianos lo normal es que por la noche se leyesen pasajes de la Biblia en familia, del mismo modo que en Inglaterra surge el fenómeno de los lectores: personas con una dicción especialmente cuidada que ocasionaban que los fieles se congregasen en la iglesia para escucharles leer la Biblia. El hábito de leer la Biblia provocó que se elevase rápidamente el nivel de alfabetización y se generalizara el conocimiento de los pasajes y personajes bíblicos. Sin embargo, en las naciones católicas, la lectura de la Biblia se convirtió en algo inhabitual, prestándose más atención a la labor catequética, la cual tamizaba el contenido bíblico según el dogma. Aunque hay otras causas, seguramente esta sea la principal circunstancia que abocó a la población de España y sus colonias a un nivel de alfabetización inferior. Por ejemplo, en Inglaterra el índice de alfabetización en 1750 alcanzaba ya el 60%. Por el contrario, en España no contamos con estadísticas de los siglos XVIII y XIX, pero en 1900 el índice de alfabetización era tan solo de un 44%. En el caso de la masonería de habla española, este contexto provocó una absoluta falta de familiaridad con la Biblia, resultando esta ignorancia aún más palmaria en el caso del Antiguo Testamento, que es precisamente de donde se extraen los relatos y personajes del ritual masónico actual.

A este desconocimiento de la Biblia se añadió en la masonería de habla española otro hecho peculiar: la politización que experimentó esta durante finales del siglo XIX y comienzos del XX (siguiendo el modelo francés) provocó que la política y el anticlericalismo anidasen en buena parte de la masonería de habla española. Un porcentaje importante de masones hispanohablantes ya no solo desconocían la Biblia: ahora también la desdeñaban. Obviamente estas actitudes pueden matizarse según países, logias o incluso los hermanos particulares; pero estamos ante una situación que no puede ignorarse si quiere entenderse de manera sencilla la mala relación del masón de habla española con la Biblia, y por ende con el ritual que practica. Estos dos factores, desconocimiento de la Biblia y politización / anticlericalismo, forman un pésimo caldo de cultivo para que los hermanos puedan desarrollar el interés y la capacidad para adentrarse en las sutilezas de un ritual masónico que no comprenden y por cuyo contenido espiritual sienten, en muchas ocasiones, un sincero rechazo o incluso desprecio. Esta situación coloca al masón en cuestión en la misma situación que un filólogo que desconociese el latín y el griego, o de un físico que desconociese el cálculo integral, pues le priva de la herramienta básica para entender su disciplina. El resultado es que el masón de habla española es en general incapaz de penetrar en el ritual.


La Biblia del Oso (1568), primera traducción impresa de la Biblia en español. El traductor fue Casiodoro de Reina, religioso jerónimo español convertido al protestantismo. Se colocó en la portada una ilustración de un oso buscando miel, logotipo del impresor bávaro Matthias Apiarius, para evitar el uso de iconos religiosos.


El aspecto religioso impregna los rituales masónicos. Incluso en un ritual tan depurado y con voluntad ecuménica como el Ritual de Emulación nos encontramos el sesgo religioso, pues cuando se abren trabajos en Primer Grado la Biblia está abierta en la Epístola a los Romanos. Tanto un católico como un protestante te dirán que Romanos es un documento fundamental del cristianismo. Y desde luego que lo es. Pero en el caso de los protestantes es realmente la piedra angular de su teología. Seguramente los Modernos ya abrían la Biblia en Romanos. En contraste con este hecho, sabemos que los Antiguos abrían la Biblia por la segunda epístola de Pedro. El mero hecho de abrir la Biblia por una epístola de Pedro es una clara declaración de fe por parte de los Antiguos, que eran en su mayoría católicos irlandeses: «somos papistas» (abrían por 2 Pedro y no 1 Pedro porque 1 Pedro es un intento por parte de los seguidores de Pablo de presentar a Pedro como partidario teológico de Pablo, lo que no era cierto, y no refleja la teología petrina, sino paulina). En Estados Unidos, en el Rito de York, durante el Tercer Grado la Biblia se abre en Eclesiastés 12:6 porque en ese pasaje se cita ese elemento escandalosamente pagano que es el cordón de plata, y es la mejor forma de recordarnos la verdadera naturaleza del grado de Maestro Masón (y la razón por la que solo el Maestro Masón, y no los Aprendices y Compañeros, están obligados a acudir a las convocatorias «al alcance de su soga»). La espiga junto a la cascada de agua del  grado de Compañero aparecen en el ritual porque, a lo largo del Antiguo Testamento, la eterna lucha entre el falso dios Baal y el Dios verdadero Jehová se plasma siempre en batallas espirituales por dirimir quién era capaz de proveer agua y grano (que es la gran preocupación en cualquier cultura agrícola), y la lucha entre Baal y Jehová es en realidad la lucha entre el bien y el mal. Del mismo modo que el episodio en los vados del Jordán donde se exige pronunciar la palabra Shibboleth tiene lugar entre las tropas galaaditas de Jefté (yahvistas) y los efraimitas (paganos politeístas, y por ello degollados).


La razón por la que existen los Toques masónicos se debe a Gálatas 2:9 y al calvinista Rito de la Palabra de Masón. Los católicos acusaban a los protestantes de no estar en posesión de la gracia, pues no tenían obispos, que son quienes confieren el sacramento del Orden Sacerdotal. En Gálatas 2:9 Pedro da la mano a Pablo (quien no había conocido personalmente a Jesús) como señal que reconocía la gracia en él. Los calvinistas escoceses dedujeron que, al igual que Pablo no había tenido que recibir la gracia a través del contacto directo con Jesús, tampoco los reformadores (Lutero, Calvino, Knox, etc.) necesitaban de la Iglesia católica, que se llama a sí misma heredera de los apóstoles. Por eso los masones calvinistas de Escocia comenzaron a dar a sus hermanos la mano en señal de reconocimiento, y este hecho es el origen de los toques que se practican actualmente en los diferentes grados. Puede leerse más al respecto en


La alianza entre Dios y los hombres es otro de los grandes protagonistas de la masonería que resulta también habitualmente desconocida. Esta es la razón por la que en el R.E.A.A. aparecen con frecuencia Moisés y la Zarza Ardiente, así como Noé y el arco iris (otros dos grandes protagonistas del pacto entre Dios y el hombre). Pero, sobre todo, donde aparece de manera esplendorosa el Antiguo Testamento es en el universo del Arco Real: los Sobrestantes regresan del exilio babilónico para reconstruir el Templo, del mismo modo que el alma humana, exiliada temporalmente en este mundo, regresará un día al Paraíso. El Arco Real aparece en el R.E.A.A. en los grados 13º Arco Real y 14º Perfecto Elegido y Sublime Masón. En la Masonería Antigua, el Arco Real está acompañado de otras dos ceremonias que se llaman Pase Babilónico (grado 15º Caballero de Oriente del R.E.A.A.) y Pase del Jordán (grado 16º Príncipe de Jerusalén del R.E.A.A.). En el Pase Babilónico o 15º Caballero de OrienteZorobabel, líder de los hebreos babilónicos, solicita admisión ante el rey Ciro. El rey permite a Zorobabel que entre, y este pide la libertad para los judíos cautivos. El rey Ciro, que ha tenido un sueño, accede y le da permiso para que regrese con los hebreos a Jerusalén a reconstruir el Templo. En el Pase del Jordán o 16º Príncipe de Jerusalén, los samaritanos politeístas han conseguido detener la construcción del Segundo Templo. Debido a esto, dieciséis años después del Pase Babilónico Zorobabel regresa a Persia desde Jerusalén para pedir al rey Darío que le apoye para culminar la construcción del Segundo Templo.


La deportación de los judíos al cautiverio babilónico, por Eduard Bendemann (1811-1889).


El ritual masónico sigue en general unas ternas de personajes que se llaman Los Originales, que son una herramienta catequética de la Reforma Inglesa. Los catecismos protestantes empleaban como medio de estudio estas ternas que resultarán familiares a cualquier masón, y que en lengua inglesa se denominan The Originals:

Adán, Caín y Abel 
Set, Lamech y Tubal 
Noé, Sem y Jafet 
Abraham, Isaac y Jacob 
Moisés, Oholiab y Besalel 
Salomón, Hiram Rey de Tiro e Hiram Abiff 
Josías, Hilcías y Safán 
Zorobabel, Ageo y Josué 
José, María y Jesús 
Pedro, Santiago y Juan 
Pilatos, Caifás y Cristo 

La terna formada por Salomón, Hiram Rey de Tiro e Hiram Abiff es la que articula el grado de Maestro Masón, así como otros grados que continúan dicha leyenda, como es el caso de 5º Maestro Secreto o 6º Secretario Íntimo. Noé, Sem y Jafet protagonizan el grado de Nautas del Arca Real e igualmente el grado 21º Patriarca Noaquita, del R.E.A.A. Josías, Hilcías y Safán son la terna protagonista del Arco Real irlandés. Zorobabel, Ageo y Josué son los Principales del Arco Real inglés...

El Valle de Josafat en la actualidad. Se aprecia la tumba de Absalom.


Para defender la tolerancia religiosa, durante todo el siglo XVIII se mantuvo en los rituales anglosajones y franceses (aunque dudo que los franceses supiesen lo que significaba) un elemento muy interesante: el Valle de Josafat. El Valle de Josafat aparece en la Biblia aparece en 1 Reyes y Joel 3, y fue incluido porque Josafat, a pesar de mantenerse fiel al culto oficial (a Jehová), permitió que los paganos siguiesen realizando ofrendas en los altares a los demás dioses. De este modo los autores del catecismo masónico podían justificar bíblicamente que, junto a un credo oficial (el anglicano) coexistiesen otros cultos (cuáqueros, calvinistas, etc. Pero ojo, no católicos ni unitaristas, creencias que estaban perseguidas, los primeros por malos súbditos y los segundos por herejes). 

El desconocimiento de la Biblia nos impide también percatarnos de la aberración, de dimensiones auténticamente siderales, que supuso estar enterrando a Hiram Abiff sistemáticamente dentro del Sanctum Sanctorum en todos los rituales del siglo XVIII (hecho que no era un error, sino algo totalmente intencionado, pues el ritual del Tercer Grado es pagano). Y lo mismo puede decirse del hecho actual de situar la bóveda del Arco Real (que es en realidad la última tumba de Hiram Abiff) debajo del Sanctum Sanctorum, en otro acto sacrílego). Pero al contemplar estas transgresiones del Levítico no debemos olvidar que no estamos jugando con las reglas del judaísmo, sino con las del paganismo...

En fin, podríamos seguir dando ejemplos de como los pasajes bíblicos son la clave para comprender el ritual masónico. En cualquier caso, el hecho es que la masonería de las naciones hispanohablantes se ha construido sobre la base de la ignorancia de la Biblia, cuando no sobre el rechazo a la misma, con lo que el ritual resulta algo incomprensible, una especie de agujero negro dentro de la propia vivencia masónica. Para algunos incluso es un mal necesario, un precio a pagar para poder dedicarse a hacer otras cosas dentro de la masonería. Pero el hecho es que para penetrar en el contenido simbólico del ritual no hay ningún camino que no pase por la Biblia.

Por si alguien que lea esto tiene interés en conocer algo de cómo funciona el discurso interno de la Biblia, así como de sus mecanismos de exégesis, os pongo algunos vídeos de interés.


José Luis Sicre: Introducción al Antiguo Testamento.



José Luis Sicre: Elías, el profeta que se alzó como el fuego.



José Luis Sicre: El profeta Isaías.



Antonio Piñero: Marcos, Mateo, Lucas, Hechos Y Juan - Los cuatro Evangelios.



Antonio Piñero: La religión judía, orígen y evolución.



Antonio Piñero: Guía para entender a Pablo de Tarso.

Los privilegios de los Maestros Escoceses



En esta entrada del blog vamos a abordar un hecho que me parece sumamente interesante y al que seguramente no se presta atención porque transcurrió en un contexto muy distinto al actual: la masonería francesa del Antiguo Régimen. Me refiero a la situación estatutaria de los Maestros Escoceses, que eran un auténtico estamento dentro de la masonería francesa, con unos privilegios muy superiores a los del resto de hermanos.

El grado (o más bien la condición) de Maestro Escocés es lo que hoy en día denominamos el Santo Arco Real. Pero, tanto en Inglaterra como en Francia, su contenido no versaba inicialmente sobre el descenso a la bóveda, sino que giraba en torno al Templo del Rey Salomón. Posteriormente aparecerían, primero el círculo y el triángulo con el Nombre Inefable, posteriormente el Arco, y finalmente se incorporaría el descenso a la bóveda. Ya que la condición de Maestro Escocés existe como tal desde los albores de la masonería francesa (antes incluso de 1740), los rituales de Maestro Escocés reflejan muy bien esta evolución. Pero este no es el tema que nos ocupa ahora.

La condición de Maestro Escocés acabaría dando lugar al actual grado 14º del R.E.A.A., Gran Elegido Perfecto y Sublime Masón, o como era conocido en Burdeos y la Antillas, Gran Elegido Perfecto, antiguo Maestro Escocés. Al ser en realidad el Arco Real, este grado era el más alto, y se entiende con facilidad la evolución del Rito Escocés Antiguo y Aceptado si pensamos que primero se rellenó el hueco existente entre el grado 3º Maestro Masón y el 14º Gran Elegido Perfecto y Sublime Masón (apareciendo Maestro Perfecto, Maestro Inglés, Preboste y Juez, etc.) y una vez rellenado este hueco se comenzaron a añadir grados superiores al 14: 15º Caballero de Oriente, 16º Príncipe de Jerusalén, etc. Por esta razón en el Manuscrito Francken (1783) y otros manuscritos de la época, al concluir el texto del grado 14º aparece escrito «Fin de la Masonería Antigua».

En suelo francés la realidad de la Maestría y la Maestría Escocesa resulta notablemente más complicada que en el caso inglés, pues existirán varios grados distintos de Maestría por medio de los cuales se podrá acceder a la dignidad de Maestro Escocés. No solo existirá el grado de Maestro Masón a la manera de los ingleses de Londres, sino que también existirán las maestrías denominadas Maestro Inglés (actual grado 6º del R.E.A.A., que gira en torno a la Alianza del Rey Salomón e Hiram Rey de Tiro, así como al Arca de la Alianza) y el grado que actualmente conocemos en el R.E.A.A. como 8º Intendente del Edificio, pero que inicialmente se llamaba Escocés de las Tres JJJ o Escocés de Clermont, y que probablemente cambió de nombre para honrar al primer Gran Maestro francés de Francia, el duque de Antin, quien durante casi 30 años fue el Superintendente de los Edificios de Luis XIV primero, y posteriormente Luis XV. Y para acabar de complicar el contexto, debemos recordar que en París lo normal no es que se eligiese a los hermanos democráticamente, sino que existía la figura del Maestro propietario, quien había adquirido la carta patente para fundar la logia y era literalmente el propietario de la misma.

Un rasgo muy peculiar de la masonería francesa es que los Maestros Escoceses se constituirán en un verdadero estamento, con privilegios estatutarios muy superiores a los del resto de los hermanos. Los privilegios de los Maestros Escoceses serán los siguientes.

1) Podían permanecer cubiertos en logia de Maestros Masones y llevar espada.

2) Eran los supervisores de las logias simbólicas.

3) Tenían libertad de palabra en logia simbólica.

4) Imponían que un Maestro Escocés presidiese las logias simbólicas en los tres primeros grados.

5) En caso de falta un Maestro Escocés solo podía ser juzgado por Maestros Escoceses, y la pena se votaba entre ellos.

6) Las logias de Maestros Escoces llegaron a emitir Cartas Patentes, lo que suponía una invasión de las competencias de la Gran Logia.

7) Podían iniciar, pasar y elevar en los lugares donde no hubiese logia simbólica.


Tras la muerte del duque de Antin, el 11 de diciembre de 1743 es instalado como Gran Maestro el conde de Clermont. Y en el mismo día de su instalación se aprueban unos nuevos estatutos que parecen poner fin a los privilegios de los Maestros Escoceses:

Reglamentos Generales extraídos de los antiguos registros de las logias, para uso de las logias de Francia, con los cambios realizados en la Asamblea de la Gran Logia, tenida el 11 de diciembre de 1743, para servir de regla a todas las logias del reino (20 artículos).

Artículo 20. Como apreciamos que, desde hace poco, algunos hermanos se anuncian bajo el nombre de Maestros Escoceses, mostrando ciertas pretensiones en las logias particulares y exigiendo prerrogativas de las que no se encuentra justificación alguna en los registros antiguos y costumbres de las logias esparcidas sobre la faz de la tierra, la Gran Logia ha determinado, con el fin de preservar la unión y la buena armonía que debe reinar entre los Francmasones, que a menos que estos Maestros Escoceses sean oficiales de la Gran Logia, o de cualquier logia particular, serán considerados por los hermanos como los demás Aprendices y Compañeros, cuya regalía deberán portar sin llevar marca de alguna de distinción de ningún tipo.


Cuando el lector moderno lee esto tiene automáticamente la sensación de que el sentido común ha triunfado, pues hoy nos parecen intolerables estos privilegios. De hecho, piensa que este es el fin de la historia de los privilegios de los Maestros Escoceses. Sin embargo, la documentación que se conserva resulta un tanto desconcertante porque se aprecia que los Estatutos de la Gran Logia de 1755 les devuelven los privilegios:

La única copia actual disponible en línea de los Estatutos de 1755 es la publicada en la revista The Freemason en tres partes durante los meses de junio y julio de 1885. El artículo 42 reza:

Artículo 42. Los Maestros Escoceses serán los supervisores de los trabajos, y solo ellos podrán corregir los errores. Tendrán libertad de palabra, la de ir siempre armados y cubiertos, y no podrán ser corregidos si incurren en falta más que por los Escoceses.


El manuscrito XXV.31 de la Colección Kloss lleva por título Ecossisme de Clermont : 1. Apprentis. 2. Compagnon. 3. Grand Sacrificateur ou Maître Ecossais. Alphabet. Traité historique. Sin duda es posterior a 1751, pues reconoce la autoridad de los Caballeros de Oriente, y muy probablemente posterior a los Estatutos de 1755, pues los cita casi de manera literal. En párrafo final de este contiene el siguiente texto (obsérvese que afirma, ya en ca.1755, que el grado de Caballero de Oriente y superiores están restringidos a los Maestros de Logia, cosa que no se puede afirmar de los Maestros Escoceses):

Solo los Maestros Escoceses serán los supervisores de los trabajos. Si incurren en falta no podrán ser corregidos más que por los Escoceses. Tienen libertad de palabra, la de ir siempre armados y cubiertos, y por último no reconocerán más autoridad por encima de ellos que la de los Caballeros de Oriente y otros subsiguientes que solo se conceden a los Maestros de Logia.


Por último quiero citar el manuscrito XXVIII.23 de la Colección Kloss, que lleva por título Reception de Grand et Parfait Maître Écossais. Instruction. Ordre de réception. Statuts et réglements. Santé des Écossais. Clôture de la Loge. Este manuscrito consta del ritual de Perfecto Maestro Escocés, así como de los Estatutos de los Maestros Escoceses, y va adjunto a una carta datada en París el 30 de julio de 1760:


Artículo VII. Los Escoceses presiden en las logias de los tres primeros grados. No se podrá pronunciar una pena contra un Maestro Escocés que caiga en falta; se reservará el castigo para hacerlo efectivo en logia escocesa y este castigo no será nunca ligero.

Artículo VIII. Siendo los Grandes Escoceses los supervisores designados de la orden, tienen derecho, en esta calidad, de establecer logias y de hacer masones de los tres primeros grados en los lugares donde no haya logia regular y constituida, o establecida por los Maestros Escoceses o por los Caballeros de Oriente.

Artículo IX. Cuando sea preciso pronunciar cualquier pena contra un Maestro Escocés por alguna falta cometida, se procederá a una votación, bien entendida en logia escocesa.


Sin embargo, a pesar de este texto datado en 1760, copiado por los masones de una logia escocesa particular, el hecho es que los Estatutos de la Gran Logia de Francia de 1763, promulgados solo tres años después, no incluían ya ninguna alusión a los Maestros Escoceses. Por ello, suponemos que en la década de los 1760 esta figura se acabó diluyendo definitivamente y convirtiéndose en el actual grado 14º del R.E.A.A., Gran Elegido Perfecto y Sublime Masón.

A pesar de mis intentos por encontrar más documentación o bibliografía acerca de esta notable discrepancia entre los Estatutos de 1743 y la situación posterior de los Maestros Escoceses, el caso es que no pude encontrar nada que me resolviese esta duda. Me decidí por ello a escribir a la persona que probablemente más sabe acerca de la masonería del Antiguo Régimen francés, que es el masonólogo y hermano André Kervella. Su respuesta arrojó definitivamente luz sobre este asunto, y con ella concluyo esta entrada:

Mi querido amigo,

Plantea usted una pregunta legítima. ¿Cuál es la lógica entre los llamados reglamentos de la Gran Logia de París de 1743 y los de 1755?

Proporciono la respuesta en mi biografía del conde de Clermont (Ivoire-Clair, 2011). Sencillamente, el reglamento de 1743 fue redactado el 11 de diciembre por una facción (burguesa) de la Gran Logia, antes de la elección del conde, que tuvo lugar el día 12. Una vez elegido, Clermont, evidentemente, no aplicó estos reglamentos, sino que ideó otros. La cronología es la siguiente:

9 de diciembre de 1743: muerte del duque de Antin.

11 de diciembre: reunión ilegítima de una parte de la Gran Logia, redacción de los Reglamentos o, para ser más precisos, añadido al final del texto del artículo sobre los Maestros Escoceses. Este reglamento estaba siendo estudiado por el Gran Maestro, el duque de Antin. Los Venerables Maestros, reunidos sin mandato, añadieron la prohibición de los escoceses.

12 de diciembre: elección de Clermont.

El 24 de junio de 1745, la logia de Clermont publica un nuevo reglamento. El artículo 18 reza: «Sólo el venerable, el orador y los hermanos condecorados con grados superiores, tendrán la libertad de ir cubiertos y armados, y todos los demás irán sin sombrero». Se trataba de un reconocimiento explícito del Maestro Escocés, que fue confirmado en 1755.

Se sabe que en 1743 Clermont era muy favorable a los grados escoceses. No se le pueden atribuir los artículos de diciembre de 1743. Clermont fue efectivamente elegido el día 12, y no era aún Gran Maestro el día anterior. El reglamento del día 11, a fortiori, no es obra suya.

Clermont siempre ha sido coherente consigo mismo.

Fraternalmente tuyo,

André Kervella


El conde de Clermont, Gran Maestro de la Gran Logia de Francia de 1743 a 1771.



Artículo publicado en el número 26 de la revista digital del C.E.M.I.