La Casa Santonja en L'Ollería (Valencia, España)


Plancha trazada por el V.H. Ken Cornforth, Venerable Maestro de la Logia Oliva - La Safor nº 112, (Gandía). Este ensayo obtuvo el primer premio en el Concurso Literario convocado por la Gran Logia Provincial de Valencia en 2021, en la categoría Ensayo histórico.

A la vuelta de la esquina de la Iglesia Parroquial de Santa María Magdalena, se encuentra la Casa Santonja, también conocida como Palau Marau, en la calle Ravulet de la pequeña localidad de L'Olleria. Se trata de un edificio imponente, construido en el estilo valenciano del siglo XVIII, y que esconde muchos secretos ocultos a los ojos de los profanos y no instruidos, pero que para un ojo más perspicaz revelan una fascinante visión de la familia Marau, la cual construyó la casa.

La Generalitat Valenciana concedió una importante subvención al Ayuntamiento de L'Olleria para una amplia renovación y restauración debido a su singularidad e importancia. Algunas fuentes especulan con la posibilidad de que incluso fuera un templo masónico en funcionamiento. De ser así, sería único en Europa.

El edificio representa a la nobleza ilustrada y liberal que lideraba la sociedad política y económica de la época. Muestra de ese poder surgen las importantes pinturas murales llenas de iconografía y simbolismo relacionadas con la masonería valenciana. Destacan especialmente las 12 figuras humanas de la sala principal que responden a alegorías (Nota de prensa de la Generalitat Valenciana).

Fachada de la Casa Santonja

En el interior de la casa abundan los frescos y las pinturas murales que señalan la historia y la herencia masónica de sus principales propietarios.

La casa fue construida por una familia liberal e ilustrada, vinculada a la masonería, especialmente los dos hermanos Marau, Estanislao Marau Bru y Antonio Marau Bru. Ambos eran militares y sirvieron en muchas campañas durante las guerras hispano-francesas. Formaban parte de la nobleza española, en la cual había numerosos masones.



Dos fotografías del interior de la Casa Santonja, tomadas a finales del siglo XIX.


Los Marau eran una antigua familia establecida en L'Olleria, con extensas tierras en la Vall d’Albaida que se remontan al siglo XVII. Algunos de los miembros de la familia fueron destacados militares, abogados, alcaldes, funcionarios reales, y uno de ellos, Melchor Marau Cabanes, fue diputado en las Cortes Generales durante el Trienio Liberal de 1821-1823, siendo el general Riego jefe de Gobierno. Riego era un masón reconocido. Melchor Marau también estaba relacionado con los 'Sanmiguelistas' que era una sociedad en honor a San Miguel, el patrón de L'Olleria. Los valencianos: Vicente Salvà y Beltrán de Lis, ambos también masones, eran igualmente miembros. Por otra parte, José Marau Castaño se casó con Catalina Mompó y su hijo José Marau Mompó ocupó la cátedra temporal de Derecho en el Instituto de la Universidad de Valencia desde 1778 hasta 1782.

Melchor, había formado parte de la Junta Patriótica de Valencia en 1821 y siendo ya concejal del Ayuntamiento de Valencia, se incorporó a la Masonería como "hermano de tres puntos" y luego sublime Maestro del Rito Escocés Aceptado con el nombre simbólico de Esquines. (La familia Marau de l’Olleria i la seua vinculació amb la maçoneria: un intent d’aproximació, en el Llibre col.lectiu La Casa Marau-Santonja/Palau dels Marau en la seua época in el seu temps. Un possible temple maçò?, IEVA-Ajuntament de l’Olleria, 2008, p. 67-84). 

Francisco Marau Albiñana, abogado de los Reales consejos de Su Majestad, se casó en 1749 con Rosa María Bru Pérez con la que tuvo tres hijos: José, Antonio y Estanislao Marau Brú. Francisco y Rosa fueron quienes construyeron el edificio. Estanislao Marau Bru nació en 1764 en la localidad de Buñol. De profesión militar y coronel natural, estuvo en Málaga cierto tiempo destinado. Allí conoció a Dolores Leiva López-Pérez y en 1813 se casaron. Gerónima Marau, nacida en 1814, fue la hija mayor de Estanislao Marau Bru, y en tanto que legítima, la que heredó la casa. Casada con Indalecio González del Valle Hernández de la Barca, tuvieron un hijo llamado Indalecio González del Valle Marau, que fue abogado y se casó entre 1884 y 1887 con Carlota Escobar González del Valle con la que no tuvo hijos. Tras la muerte de Indalecio González del Valle Marau, la viuda Carlota se volvió a casar en 1892 con Julio Santonja Ansaldo, natural de Valencia, quien que pasó largas temporadas con su mujer en l’ Olleria. Carlota Escobar heredó la casa de su primer marido ya que al no tener hijos, Indalecio no pudo dejar descendencia. Julio Santonja, su segundo marido, pertenecía a la familia de los Marqueses de Villagracia, y terminó por hacerse dueño de la vivienda, con lo que el Palacio de los Marau terminó por llamarse la casa Santonja por su apellido.

Extractado el Trabajo de Fin de Máster "Protección y activación de la casa Santonja de L’Olleria como recurso turístico", por Dª Sara Catalá Sanz.

Los dos hermanos, Estanislao y Antonio, tío y padre de Melchor, viajaron mucho durante sus campañas militares y, sin duda, conocerían la masonería la cual se había extendido rápidamente durante el Siglo de las Luces y, como consecuencia, apareció también en España. En 1767 se fundó la Gran Logia Española y la masonería española se declaró independiente de la de Inglaterra. El primer Gran Maestro fue el Conde de Aranda, primer ministro de Carlos III. Era muy frecuente que los nobles y la nobleza terrateniente, como la familia Marau, de L'Olleria, fuesen miembros y, con sus antecedentes militares, lo más verosímil es que hubiesen estado fuertemente influenciados y asociados a las diversas logias militares, habituales en los ejércitos napoleónicos e ingleses, que trabajasen en suelo español. Esa influencia masónica determinó la decoración y el embellecimiento de la Casa Santonja / Palau Marau. 

Para apreciar el significado y el diseño de la decoración interior, tanto desde el punto de vista artístico como masónico, debemos examinar primero el crecimiento de la masonería y sus raíces en Europa a través del Siglo de las Luces", que fue quizás una de las edades de oro de la masonería. Con la Ilustración del siglo XVIII llegaron los nuevos conceptos de pensamiento libre e ideas liberales, así como una comprensión y apreciación más profunda del mundo. La Ilustración trajo los ideales de Fraternidad, Libertad, Libertad de pensamiento, Justicia, Verdad, y un rechazo a los controles de las instituciones por parte del gobierno y Iglesia.  Probablemente también inició el levantamiento contra el poder de las clases dominantes en toda Europa.

En este contexto, la masonería se extendió con sus conceptos y principios de fraternidad, amor fraternal, ayuda, verdad, justicia y caridad. Todos estos atributos se reflejan en los diseños y el contenido de los frescos de la pared y el techo, y el ojo "más ilustrado" puede percibir claramente la influencia masónica. La decoración de la sala recrea, en primer lugar, el liberalismo y, además, está vinculada específicamente a la masonería y al constitucionalismo español.

Especulando acerca de que la casa se utilizase realmente como logia masónica en funcionamiento, podemos imaginar claramente el impacto que supondría para un iniciado, cuando, tras subir las escaleras al piso superior, se encontrara con un magnífico fresco en el techo. La pintura no es visible desde el piso inferior porque está oculta por un arco y sólo se revela en la parte superior de la escalera que está sobre él. Representa una forma femenina de aspecto angelical y porta un estandarte con las palabras "Honor al Mérito". También hay otra que representa "Con la armonía, lo pequeño crece; con la discordia, lo grande perece".





Al entrar en la gran sala se contemplan doce magníficos murales gigantes, que representan Las siete artes y ciencias liberales Gramática, Retórica, Lógica, Aritmética, Geometría, Música y Astronomía; junto con otros cinco que representan Prudencia, Mérito, Unión, Paz y Guerra y Religión.


Hacia la parte superior de los doce grandes murales, se ilustran los cuatro continentes del mundo entonces conocido con sus nombres: Europa, Asia, África y América. (Oceanía aún no había sido descubierta). En ellos se aprecia un notable conocimiento de los pueblos de esos continentes en su vestimenta y otros detalles.



En la parte superior de los murales, la Astronomía está ilustrada junto con los doce signos del Zodiaco y parece estar combinada con las representaciones de los continentes, posiblemente simbolizando los globos terrestres y celestes que señalan la masonería universal.


El techo en sí está rica y elaboradamente decorado con colores vivos y parece formar una malla lanzada sobre toda la zona. Para los ojos más informados, la relación y el simbolismo con los globos y la malla de los dos grandes pilares de la masonería se hace evidente.





El mural de la Religión esconde otro interesante secreto, ya que la forma femenina está representada sosteniendo un libro que no se muestra como una Biblia, sino como el Volumen de la Ley Sagrada, ya que lleva la inscripción GADU (Gran Arquitecto del Universo), así como un Ojo que todo lo ve (!), por lo que representa una creencia secular.

La imagen que representa la Poesía sostiene una estrella de cinco puntas, que es un símbolo asociado con el grado de Compañero. 

Los murales alusivos a la Arquitectura y la Geometría muestran como símbolos el Nivel y una plancha de dibujo o Tablero de Trazo.

Hay dos hermosas y enormes representaciones que se enfrentan a través de la sala, una en el norte y otra en el sur. Una ilustra una escena de caza, y la otra una escena portuaria. Ambas están enmarcadas por dos columnas o pilares, y se asientan sobre pavimentos a cuadros blancos y negros. La influencia y la impresión masónicas son inmediatas para el observador más perspicaz.





En la escena de caza, se puede detectar una espiga de maíz cerca de una caída de agua, y la religión porta un centro con el ojo que todo lo ve.

No parece haber ningún ejemplo del símbolo de la Escuadra en ninguna parte, aunque sí del Compás. pero eso puede haber sido deliberado, ya que quizás sea demasiado obvio. Hay un atisbo de la letra G, pero es difícil de encontrar y no está en el centro del edificio.

Al admirar toda la decoración de la sala, no cabe duda de que la iconografía y el simbolismo se relacionan directamente con la masonería. La iconografía se define como "el uso de imágenes y símbolos para representar ideas, conceptos, etc." (Diccionario de Cambridge). 

Así que los murales, los frescos y la decoración no son meras obras de arte exquisitas, sino que pretenden transmitir un significado más profundo y oculto. Así pues, ¿se utilizó este edificio como un templo masónico real y operativo, y podríamos imaginarnos ceremonias y rituales masónicos realizados aquí a principios del siglo XIX? ¿Se reunían aquí los principales personajes e influencias políticas de la época, muchos de los cuales sabemos que eran masones?

La opinión popular es que sí, pero no hay documentos históricos que lo demuestren.

Tal vez no sea de extrañar, dado que la Iglesia Católica continuó e intensificó la represión de la masonería, reforzando los poderes de la Inquisición con dos edictos en 1814 emitidos por el Gran Inquisidor, el obispo Mier y Campillo, bajo la dirección de la Santa Sede. La Iglesia desconfiaba y temía el anticlericalismo liberal y el librepensamiento político de la Ilustración, y apuntaba aún más a la masonería. (Véase Wikipedia: «La masonería reaparece en el Trienio Liberal, en el que desarrolla un papel político, pero fue reprimida de nuevo durante la Década Ominosa, en la que vuelve la obsesión antimasónica. En 1824 Fernando VII promulgó una Real Cédula prohibiendo "en los dominios de España e Indias, todas las Congregaciones de Francmasones, Comuneros y otras Sectas Secretas"». Pere Sánchez Ferré, La maçoneria a Catalunya (en catalán), L'Avenç 76, 1984, pp. 53-61).

Existe una gran cantidad de información relacionada con la familia Marau y su influencia tanto social como política, así como su participación en la masonería, la cual es demasiado extensa para este artículo, pero que no deja lugar a dudas sobre los diseños y el simbolismo deliberados en la iconografía.

Los principios y postulados que se plasman tanto en la masonería como en la época ilustrada formaban parte de su propia filosofía y vida y contribuyeron a gran parte de los cambios políticos que se producían en la Europa de la época. 

En cuanto a la casa en sí, sólo podemos especular sobre si el Palau Marau / Casa Santonja fue utilizado como templo. La geometría y la decoración no parecen muy apropiadas. La decoración se enriquece ligeramente en el este, lo que hubiera sido de esperar. Aunque se representan dos pilares en los frescos del Norte y del Sur, no ocupan un lugar muy destacado en el plano general. Sin embargo, la iconografía y el simbolismo de lo celeste y lo terrestre, así como su conjunción, son visibles.

Las puertas de entrada están en el lugar equivocado desde el punto de vista del ritual tal y como lo entendemos hoy en día, pero hubiesen podido trabajar según una forma diferente de ceremonia.

Sin embargo, no se puede negar que el simbolismo y la iconografía son sin duda masónicos y habrían sido diseñados deliberadamente como tales por esta prominente familia masónica.

Uno puede imaginarse que la habitación se utilizaba como gran salón, una enorme sala de estar o quizás un salón de baile, con los invitados y visitantes contemplando asombrados la decoración y el arte pero sin ver los secretos y el simbolismo; de hecho, sin ni siquiera intuir su significado. Para los propietarios de la casa, habría un recuerdo constante de la masonería, desapercibido y mantenido en secreto incluso cuando la creciente represión detuvo su labor masónica.

Para el mundo profano y no instruido, todo estaría oculto a plena vista.





La mayor parte de las imágenes de esta entrada del blog han sido tomadas del Trabajo de Fin de Máster "Protección y activación de la casa Santonja de L’Olleria como recurso turístico", escrito por Dª Sara Catalá Sanz y dirigida por Dª Francisca Ramón Fernández. Puede accederse a dicho Trabajo de Fin de Máster clicando en la imagen.

Cómo aparecieron Josué y Jefté en el grado de Compañero (y en los oratorios de Händel)


Georg Friedrich Händel (Halle, Prusia 1685- Londres 1759). Óleo sobre lienzo por Balthasar Denner.



Plancha presentada ante la
Logia de Investigación Séneca nº 179,
de Sevilla, el 28 de octubre de 2021.


Queridos Hermanos:

En el ritual del Segundo Grado o grado de Compañero encontramos que, desde mediados del siglo XVIII, aparecen dos leyendas distintivas: por una parte, la de Josué ordenando al sol que se detenga, y por otra la de Jefté derrotando a los efraimitas y degollándolos en los vados del Jordán, al ser reconocidos por su forma de pronunciar la palabra Shibboleth. Como todos sabemos, el relato de Josué es el origen del Signo de Saludo o Perseverancia del grado de Compañero, mientras que el relato de Jefté es el origen de la Palabra de Paso al grado de Compañero.

A la izquierda, el Signo de Saludo o Perseverancia. A la derecha, las tropas galaaditas de Jefté degollando a los efraimitas que intentan pasar por los vados del Jordán. La palabra Shibboleth se representa como una espiga de cereal junto a una cascada de agua.

Sin embargo, las figuras de Josué y Jefté nunca habían aparecido ni en los manuscritos de Antiguos Deberes ni en los catecismos de la Palabra de Masón. Para nuestros antepasados operativos estos dos personajes eran literalmente inexistentes, y su aparición tiene lugar ya en la etapa especulativa, una vez que se ha producido ya la transición del tradicional sistema de dos grados (Aprendiz Entrado y Compañero) al nuevo sistema de tres grados  (Aprendiz Entrado, Compañero y Maestro Masón), lo que sucedió entre 1725 y 1730.

La primera vez que Jefté aparece en el ritual masónico es en Le maçon démasqué, una divulgación que, pese a estar escrita en francés, fue impresa en Londres en 1751. Permitidme que hable por un momento en primera persona para decir que por ello me resultó muy llamativo ver que Händel (o Handel, en su grafía inglesa), había escrito su último oratorio, titulado precisamente Jefté, en ese mismo año 1751. No solo eso, sino que también había publicado otro oratorio, titulado Josué, cuatro años antes, en 1747. Ante estas coincidencias no puede evitar ponerme a indagar en la bibliografía existente las razones para semejante sincronía.

Carátulas de sendas grabaciones de Josué y Jefté.


No nos extenderemos demasiado en la biografía de Händel. Aunque prusiano de origen, Händel es la gran estrella de la música inglesa de la primera mitad del siglo XVIII. Todos le conocemos por obras como su Música para los reales fuegos de artificio o su celebérrimo oratorio El Mesías. Entre 1720 y 1740 Händel fue primero director de la Royal Academy of Music, posteriormente gerente adjunto del King's Theatre y finalmente trabajó en el recién construido Covent Garden. En estos veinte años estrenó unas 43 óperas. Pero  hacia 1740 la ópera ya no le estaba resultando tan rentable. En 1741, su última ópera, Deidamía, se representó únicamente tres veces, tras lo cual se volcó en sus oratorios.

Para entender el fenómeno que supusieron los oratorios de Händel debemos tener en cuenta que la sociedad inglesa estaba muy familiarizada con la Biblia. En una Inglaterra cada vez más protestantizada y cuya vida religiosa se movía dentro de esos dos ejes que eran el anglicanismo oficial y el calvinismo puritano, era rara la casa que no tenía una Biblia en lengua inglesa, siendo por lo común leída en familia. Además, mientras que la ópera estaba escrita en italiano (y por ello destinada a las clases más altas de la sociedad), el oratorio estaba dirigido al pueblo llano y estaba escrito en inglés, lo que lo hacía comprensible para todos. A esto se añade que, para un empresario nato como era Händel, el oratorio ofrecía algunas ventajas económicas, pues no necesitaba de puesta en escena, y también podía interpretarse durante las seis semanas de Cuaresma, período durante el cual no se podían representar óperas. Todas estas circunstancias, unidas al genio del compositor, hicieron que las obras de Händel se convirtiesen en el pináculo de la producción musical inglesa durante el período de tiempo en que quedó configurado el ritual masónico.


LOS LEVANTAMIENTOS JACOBITAS

La primera mitad del siglo XVIII en Gran Bretaña fue también testigo de una situación política que marcó la percepción que tenía Inglaterra de sí misma como nación: los levantamientos jacobitas. Estas revueltas tuvieron lugar tras la incruenta Revolución de 1688 (hoy más bien se diría un golpe de estado), en la cual Jacobo II fue depuesto y sustituido por su hija, María II de Inglaterra, Escocia e Irlanda, que profesaba la fe protestante. María II reinaría hasta 1694 y le sucedería su marido Guillermo, perteneciente a la Casa Orange-Nassau. El rey derrocado se vio obligado a huir a Francia, donde fue gustosamente acogido por su primo Luis XIV, quien veía en él el medio perfecto para desestabilizar a su adversario inglés, por no decir un potencial rey de Inglaterra que fuese su aliado. Desde suelo francés Jacobo II se dedicó a organizar las operaciones militares que deberían devolverle al trono.

Huida del rey Jacobo II a Francia el 23 de diciembre de 1.688, por Andrew Carrick Gow. Curiosamente, Jacobo II había sido apresado en Kent durante su huida, pero Guillermo II no quería convertirlo en mártir católico, por lo que le dejó huir definitivamente el 23 de diciembre de 1688. Un año después ambos reyes se enfrentarían militarmente en suelo irlandés.


Un año después de su partida, en 1689, Jacobo II regresaba a Irlanda con un ejército compuesto por franceses, escoceses e irlandeses. No obstante, las tropas jacobitas fueron derrotadas en la batalla de Boyne. Las condiciones de la rendición fueron benignas, y muchas de estas tropas pudieron exiliarse en Francia, en lo que se denominó la "fuga de los gansos salvajes". Posiblemente, estas tropas irlandesas y escocesas llevaron su masonería a Francia, quedando de ello vestigios tales como las denominaciones de Maestro Irlandés, Perfecto Maestro Irlandés o Poderoso Maestro Irlandés. 

En 1701 fallecía Jacobo II, al que sucedía su hijo Jacobo Francisco Eduardo Estuardo, el cual fue reconocido como Jacobo III de Inglaterra y VII de Escocia por las cortes de Francia, España, Módena y el Papado.

De izquierda a derecha: Jacobo II de Inglaterra (retrato de 1686); Jacobo III, el viejo pretendiente, (por Alexis Simon Belle), y Carlos Eduardo Estuardo, el joven pretendiente (por Antonio David).

En 1715 Jacobo III intentó aprovechar la inestabilidad política producida por la hambruna que estaba padeciendo Escocia para intentar retomar el trono. A ello se unió otro levantamiento jacobita en el norte de Inglaterra, pero finalmente los jacobitas fueron derrotados en la batalla de Preston.

En 1719 tenía lugar un nuevo levantamiento, en el que participaron 300 soldados españoles enviados por Felipe V. Capturaron sin apenas oposición el castillo de Eilean Donnan, pero finalmente fueron derrotados en la batalla de Glenshiel.

Pero el levantamiento más peligroso fue sin duda el de 1745. Luis XV intentó apoyar al príncipe Carlos Eduardo Estuardo, el Joven Pretendiente, en un levantamiento armado de gran magnitud con el fin de derrocar la monarquía británica de los Hannover. Para ello el Joven Pretendiente logró reunir una pequeña fuerza de exiliados ingleses, apoyados por buques franceses y soldados del ejército regular de Luis XV, que desembarcaron en Escocia el 5 de septiembre de 1745. Tras ello, Carlos Eduardo Estuardo consiguió reclutar un ejército compuesto principalmente por clanes de las Highlands con el que tomó Edimburgo y derrotó al Ejército Real estacionado en Escocia en la batalla de Prestonpans. A continuación invadió Inglaterra el 8 de noviembre de 1745, y avanzó a través de Carlisle y Mánchester hasta Derby. Derby estaba a tres días de marcha de Londres, lo que provocó que en la capital cundiese el pánico entre la población, y Jorge II consideró trasladar el Gobierno a Hannover. No obstante, si bien las tropas jacobitas habían descendido hasta Derby, estas se hallaban en una situación notablemente insegura: Carlos encontró muy poco apoyo por parte de la población civil; dos ejércitos leales a Jorge II, bajo el mando del general George Wade y del príncipe Guillermo, duque de Cumberland, se estaban aproximando, la invasión francesa se retrasaba y se estaba formando una milicia protestante en Londres. El Consejo de Guerra de Carlos Eduardo Estuardo consideró prudente regresar a Escocia para reclutar un ejército mayor, y el 6 de diciembre de 1745 se iniciaba la retirada, siendo perseguidos por los ejércitos realistas.

La derrota definitiva de los jacobitas aconteció en las Tierras Altas de Escocia, en la batalla de Culloden, el 16 de Abril de 1746, donde los estuardistas estuvieron capitaneados personalmente por el príncipe Carlos. Carlos tomó la errónea decisión de plantear una batalla en campo abierto al ejército realista, mucho más profesional, disciplinado, y mejor armado. Las tropas de la Casa de Hannover no sólo arrasaron al ejército jacobita, sino que además fueron especialmente crueles, y tras la derrota mataron a todos los heridos que aún quedaban en el campo de batalla, peinando el área en busca de jacobitas huidos que fueron igualmente ejecutados. La matanza fue de tal calibre que el príncipe Guillermo Augusto, duque de Cumberland, fue apodado en lo sucesivo el carnicero de Culloden. Únicamente se tuvo piedad con las tropas francesas, a quienes por ser tropas de un rey extranjero sí se las consideró sujetas a las reglas de la guerra, siendo repatriadas. Las consecuencias para los clanes escoceses fueron desastrosas, pues fueron puestos fuera de la ley, y hasta las gaitas y la vestimenta típica escocesa fue prohibida. Solo a finales del Siglo XVIII la cultura escocesa comenzó a ser paulatinamente rehabilitada.


La batalla de Culloden, por David Morier.


After Culloden, rebel hunting (Tras Culloden, caza de rebeldes), óleo por John Seymour Lucas (1884).


A la izquierda, Jorge II, elector de Hannover y rey de Gran Bretaña e Irlanda entre 1727 y 1760. A la izquierda, su hijo el príncipe Guillermo Augusto, duque de Cumberland, quien a los 25 años dirigió el ejército de derrotó a los jacobitas en Culloden.


LOS ORATORIOS MILITARES DE HÄNDEL Y LA IDENTIDAD BRITÁNICA

A raíz de los acontecimientos sucedidos durante el levantamiento jacobita que transcurriría entre 1745 y 1746, Händel produjo una serie de oratorios destinado a exaltar al rey, los cuales estaban basados en temas militares:  Occasional Oratorio fue escrito en medio del levantamiento jacobita de 1745-1746. El príncipe Guillermo, duque de Cumberland, había hecho retroceder a los jacobitas hasta Escocia en diciembre de 1745. La lucha se había detenido debido al clima invernal y el duque de Cumberland se encontraba en Londres en febrero de 1746. Haendel compuso Occasional Oratorio apresuradamente en enero y febrero de 1746, y lo estrenó inmediatamente el 14 de febrero de 1746, dos meses antes de la futura masacre de Culloden. Occasional Oratorio es único entre las obras de Händel que él calificó como "oratorio", ya que no cuenta una historia ni contiene elementos dramáticos, sino que fue concebido como una pieza desafiante y patriótica.

Occasional Oratorio HWV 62

Aparte de Occasional Oratorio, Händel compondría otros oratorios centrados en grandes caudillos militares como Judas MacabeoAlexander BalusJosué y Salomón, a quienes se identificaba con Jorge II, del mismo modo que el pueblo de Israel se identificaba de manera natural con el pueblo británico. Su último oratorio, escrito en 1751, fue Jefté.


Joshua 

 
Jephtha HWV 70


Una circunstancia particular de la identidad inglesa, que ya se apreciaba a finales del siglo XVII, era la creencia de que los protestantes estaban bajo el cuidado especial de Dios, y que parte de esa relación especial con Dios incluía ser probados de manera recurrente por períodos de sufrimiento y tribulación. En cierto sentido, daban por sentado que era inherente a la naturaleza protestante el tener que luchar con quienes no eran protestantes, del mismo modo que también tenían una marcada fe en que, bajo el manto de la Providencia, podrían superar cualquiera de estas situaciones. Sencillamente, buena parte de la sociedad inglesa estaba íntimamente convencida que ellos constituían un nuevo Israel.

Vamos a citar un fragmento del libro Britons, forging the nation 1707-1837, de Linda Colley, publicado en 1992, dado que explica muy bien por qué cobraron tanto auge estos personajes bíblicos tras la revuelta jacobita de 1745.
Un paralelismo habitual entre los clérigos de todas las partes de Gran Bretaña era el de los jacobitas (o quienquiera que fuera el enemigo en ese momento) y los asirios y sus aliados. En diciembre de 1745, Adam Ferguson envió a los regimientos realistas de las Highlands a luchar contra lo que quedaba del ejército jacobita arengándoles con un sermón pronunciado en gaélico y basado en los discursos de Joab al ejército de Israel antes de su batalla con los amonitas. Del mismo modo, los sermones a raíz de la victoria se basaron en analogías muy similares. Alexander Webster, ministro de la iglesia de Tolbooth, en Edimburgo, quien era incondicionalmente progubernamental, dedicó sus sermones sobre Culloden a los que estaban llenos de "preocupación por el bienestar de nuestra Jerusalén, y celo por el Israel británico". Mientras que otro clérigo, inglés esta vez, pregonó el significado cósmico de la Guerra de los Siete Años en el título de su sermón para celebrar la Paz de París en 1763: El triunfo de los israelitas sobre los moabitas, o de los protestantes sobre los papistas.
Hay innumerables ejemplos de este tipo de lenguaje clerical. Pero citar siquiera una parte de ellos sería superfluo, pues el punto crucial es muy sencillo. La interpretación apocalíptica de la historia, en la que Gran Bretaña representaba a Israel y sus oponentes a los cómplices de Satanás, no se desvaneció ante el racionalismo de finales del siglo XVII, sino que siguió formando parte del pensamiento de los protestantes devotos  hasta mucho tiempo después.
(...)
Uno de los más poderosos transmisores de la idea de Gran Bretaña como Israel, por ejemplo, tomó la forma de palabra cantada más que impresa. Desde el momento en que se instaló en Londres, George Frederick Handel halagó a su nuevo entorno, y especialmente a sus mecenas en la corte, insertando en su música comparaciones regulares entre los acontecimientos de la historia británica y los esfuerzos de los profetas y héroes del Antiguo Testamento. El himno que compuso para la coronación de Jorge II en 1727, y que se ha interpretado en todas las coronaciones posteriores, es un ejemplo de ello: "Sadoc el sacerdote y Natán el profeta ungieron a Salomón como rey". Pero fue en los oratorios donde explotó al máximo el paralelismo entre Gran Bretaña e Israel. EsterDéboraAtalíaJudas Macabeo (compuesto en honor a la victoria del duque de Cumberland sobre los jacobitas en Culloden), JosuéSusanaJefté y, evidentemente, Israel en Egipto, tienen como tema la liberación de Israel del peligro gracias a unos líderes inspirados por Dios. La moraleja que Handel quería que sus oyentes extrajeran era obvia: en Gran Bretaña, el segundo y mejor Israel, un pasado violento e incierto iba a ser redimido por la nueva dinastía hannoveriana, firmemente protestante. Al celebrar a Gran Bretaña de esta manera tan brillante, Haendel se convirtió en una institución nacional.
Al estar tan presentes estas figuras en la realidad espiritual británica, lo normal es que también impregnasen otras áreas de la actividad intelectual en Gran Bretaña, y la masonería fue una de ellas. De este modo Josué y Jefté entrarán también en el ritual masónico. No obstante, es preciso decir que el oratorio Jefté gira en torno a unos acontecimientos distintos a los del ritual masónico, pues se centra en el drama -mucho más conocido- que vive Jefté al tener que sacrificar a su hija para mantener la promesa que había realizado, con motivo de su victoria sobre los amonitas, de sacrificar a la primera persona que saliese a su encuentro.


JOSUÉ Y JEFTÉ EN EL RITUAL MASÓNICO

No podemos saber con certeza qué había en la mente y el corazón de los hermanos que crearon el contenido del nuevo grado de Compañero en el intervalo de tiempo en que este nuevo grado aparece y se configura (1725-1751). No obstante, reducir la presencia de Josué y Jefté en el ritual masónico a un mero reflejo de las circunstancias políticas de la época sería subestimar a los hermanos que incorporaron estas figuras al Segundo Grado, pues el simbolismo masónico de Josué y Jefté va mucho más allá. Analicemos qué es lo que nos narran los relatos de Josué y Jefté.

En Jueces 12, 4-6 se narra lo acontecido cuando los efraimitas derrotados intentaban cruzar el río Jordán, pues entonces se encontraron a las tropas galaaditas de Jefté vigilando los vados. Para identificar a los efraimitas, los galaaditas ponían a cada viajero una prueba simple:
Y los galaaditas tomaron los vados del río Jordán a Efraín, y cuando alguno de los de Efraín que había huido decía: «¿Puedo pasar?». Los de Galaad le preguntaban: «¿Eres tú efraimita?». Si él respondía «no», entonces le decían: «Pues di “shibboleth”». Y él decía «sibboleth», porque no podía pronunciar bien esa palabra. Entonces le echaban mano y le degollaban. Y así murieron cuarenta y dos mil de los de Efraín.
Por otra parte, en Josué 10 podemos leer:
Entonces Josué habló a Jehová el día en que Jehová entregó al amorreo delante de los hijos de Israel, y dijo en presencia de los israelitas: Sol, detente en Gabaón; y tú, luna, en el valle de Ajalón. Y el sol se detuvo y la luna se paró, hasta que la gente se hubo vengado de sus enemigos. (...) Y Josué tomó Debir, y a su rey, y a todas sus ciudades; y las hirieron a filo de espada, y destruyeron todo lo que allí dentro tenía vida, sin dejar nada; como había hecho a Hebrón, y como había hecho a Libna y a su rey. Hirió, pues, Josué toda la región de las montañas, del Neguev, de los llanos y de las laderas, y a todos sus reyes, sin dejar nada; todo lo que tenía vida lo mató, como Jehová Dios de Israel se lo había mandado.
En el fondo ambas narraciones responden a un patrón común, el cual se repite hasta la saciedad en el Antiguo Testamento, y refleja un problema endémico al que tenían que hacer frente los judíos adoradores de Jehová: la coexistencia en la Tierra de Canaán con pueblos adoradores de Baal e incluso con judíos politeístas como los samaritanos, situación esta que desembocaba necesariamente en conflictos. Lo esencial de ambas leyendas masónicas es que tanto Josué como Jefté están luchando contra adoradores de Baal. El dios Amurru, que da nombre a los amorreos, y es también llamado bêlu šadī o bêl šadê, es Baal, el dios a quien también adoraban los efraimitas. 

A la izquierda, Josué descuelga los cadáveres de los cinco reyes amorreos. A la derecha, Jesús reprocha a la samaritana que haya tenido cinco maridos, y que su actual marido tampoco lo es realmente. Muy probablemente, y a pesar de la distancia temporal entre ambos fragmentos bíblicos, ambos se están refiriendo de manera velada a la pentada de dioses adorada por los judíos politeístas, como los samaritanos (el marido de la samaritana que no es tal no es otro que Jehová, al que los samaritanos adoraban sin convencimiento).

Es muy posible que nuestros hermanos londinenses de la época pretendiesen utilizar los personajes bíblicos populares en la época para plasmar en el ritual masónico la lucha entre el bien puro y el mal puro. Sin duda entendían correctamente el contenido simbólico de las leyendas de Josué y Jefté, como nos demuestra el hecho de que escogiesen la espiga de grano y la cascada como representación de Shibboleth, lo que a su vez implica una perfecta comprensión de la naturaleza de la lucha entre Baal y Jehová.

Baal, dios de la lluvia, el trueno y la fertilidad entre babilonios, caldeos, cartagineses, fenicios, filisteos y sidonios.


SHIBBOLETH

En una sociedad agrícola, el dios más grande es aquel que puede garantizar la lluvia y las cosechas. Esta es la razón por la que Baal, dios de la lluvia y la fertilidad, gozaba de tanta devoción en Asia Menor. Mencionaremos, por lo ilustrativo que resulta en este sentido, 1 Reyes 17, donde puede encontrarse el duelo más espectacular de la Biblia entre un adorador de Jehová y los sacerdotes de Baal. Elías, que no era ningún héroe, sino un hombre sujeto pasiones similares a las nuestras (Santiago 5:17), se dirige a Galaad, donde amenaza al rey Acab y a los sacerdotes de Baal negando el poder de Baal para proveer la lluvia, afirmando osadamente: «Vive Jehová, Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra». Tras semejante temeridad, rayana en la blasfemia, Jehová aconseja a Elías abandonar Galaad, y se dirige a la casa de la viuda de Sarepta de Sidón. La viuda apenas tiene harina, pero no obstante Elías le exige agua y pan, iniciando una nueva conversación en la que Elías defiende el poder de Jehová, y no de Baal, para proveer de grano. Finalmente tiene lugar en el Monte Carmelo el espectacular duelo de Elías con los 450 sacerdotes de Baal. Mientras una sequía azota Galaad, Elías hace que el rey Acab reúna a 450 sacerdotes de Baal en el Monte Carmelo. Allí reta a estos sacerdotes paganos a que logren que su divinidad encienda la leña de un altar, empresa en la que fracasan. Sin embargo, Elías hace que preparen un altar igual, y que mojen la madera tres veces, pero él sí logra que Jehová lo encienda. Tras demostrarse el poder de Jehová, la lluvia regresa y la sequía cesa.

La palabra Shibboleth significa "espiga" en hebreo. Sin embargo, la razón por la que Shibboleth se representa en el Tablero de Trazo de Segundo Grado como una espiga de grano y una cascada de agua es porque estos dos elementos representan el punto de conflicto donde Jehová y Baal se diputaron su hegemonía durante siglos, del mismo modo que indican la naturaleza de la victoria de Jehová: es Jehová, y no el falso dios Baal, quien provee de agua y grano, de alimento y fecundidad. Como hemos dicho, para los hebreos la diatriba entre Jehová y Baal no era una mera discusión entre dos dioses que pudiesen ponerse en el mismo plano, sino literalmente entre Dios y el demonio.

Para concluir esta plancha considero oportuno mencionar una última cuestión, y es que Josué y Jefté no son los únicos elementos que aparecen en el Segundo Grado y están relacionados con la Casa de Hannover. Una aportación de notable corte hannoveriano es también el Templo del Rey Salomón, el cual tenía una importancia relativamente menor para los masones operativos (aunque el Templo del Rey Salomón ya aparece en el manuscrito Cooke, en c.1425, el gran mito arquitectónico de los manuscritos de Antiguos Deberes era la Torre de Babel). Tanto a finales del siglo XVII como a comienzos del XVIII Londres era una ciudad en reconstrucción tras el gran incendio de 1666, que se prolongó durante tres días y fue de envergadura apocalíptica. Carlos II encargó entonces a sir Christopher Wren un proyecto de reconstrucción de Londres, el cual estaría destinado a hacer de la capital inglesa una Nueva Jerusalén capaz de competir con la Ciudad de la Luz en que París se estaba convirtiendo. Por ello la nueva catedral de San Pablo, ómfalos que conectaría el cielo y la tierra, estaba inspirada el Templo del Rey Salomón. Pero por si el Templo del Rey Salomón y la Nueva Jerusalén no fuese un tema lo suficientemente de moda, con la llegada de los Hannover en 1714 llegó a adquirir un cierto carácter político. Todos hemos escuchado las leyendas que narran cómo María Magdalena llegó al sur de Francia con la hija de Jesús, Sara, la cual dio lugar a la dinastía merovingia. Obviamente esto tenía una clara dimensión política. Por increíble que nos pueda parecer, los Hannover, recién llegados al trono de Inglaterra en 1714, también reclamaban su ascendencia davídica, y por ello fomentaron el mito de la Nueva Jerusalén, ciudad en la que reinaría un monarca que entroncaba con la dinastía de David. Esto provocó que se identificase todo lo referente al Templo con la condición de buen súbdito hannoveriano. Obviamente, nadie a esas alturas se iba a creer realmente que la nueva dinastía tuviese sangre davídica, pero sin duda el interés por el Templo se convirtió en políticamente correcto. En este contexto el Templo del Rey Salomón se incorporaría al ritual masónico, como también sucedería con Josué y Jefté, solo que estos lo harían veinte años más tarde. Mientras que el Templo del Rey Salomón aparece ya en toda su plenitud en Masonry Dissected (1730), Jefté no aparecerá hasta 1751 en Le maçon démasqué, y el Signo de Saludo o Perseverancia inspirado en Josué lo hará en 1760 en Three Distinct Knocks.

He dicho, Venerable Maestro.



La Cámara del Medio

 


Vamos a tratar en esta entrada del blog un tema muy interesante pero a la vez de difícil interpretación: la Cámara del Medio. Desde hace años, cada vez que pienso en el significado de la Cámara del Medio llego a la misma conclusión, que es la que os voy a exponer aquí. Sin embargo, las frases que encontramos en el ritual son lo suficientemente oscuras, y en ocasiones contradictorias, como para que esta conclusión no me parezca irrefutable. Os expongo en esta entrada mis razonamientos y mi conclusión. Si alguien que lo lea llega a una conclusión diferente o tiene otra perspectiva al respecto, le ruego que lo exponga en los comentarios.

El ritual masónico realiza de entrada una afirmación infundada desde el punto de vista histórico: que los Compañeros cobraban su salario en la Cámara del Medio. Para no extendernos innecesariamente voy a citar un párrafo del libro Symbolical Masonry, de Harry LeRoy Haywood:

Que la Cámara del Medio es un símbolo, y no un hecho histórico, lo demuestran todas las pruebas. Sir Charles Warren, mientras era Venerable Maestro de la Logia Quatuor Coronati de Investigación, expresó la opinión de los mejores eruditos modernos al decir que: "Nunca hubo una Cámara del Medio en el Templo... Como los Compañeros estuvieron empleados durante la construcción del Templo, no habrían podido utilizar esta Cámara para el servicio mencionado (recordarán cuál se supone que fue este servicio) aunque hubiera existido... Pero incluso si esta Cámara hubiese existido, no se les habría permitido profanarla mediante su uso como oficina de pago".

Albert Mackey, uno de los escritores masónicos más conservadores, y que escribió su Simbolismo de la Masonería unos veinte años antes de que el Hermano Warren pronunciara su discurso, adoptó la misma posición. Como podemos leer en la página 210: "Toda la leyenda es, de hecho, un mito histórico, en el que el número místico de los escalones, el proceso de pasar a la Cámara, y los salarios allí recibidos, son invenciones añadidas o injertadas en la historia fundamental contenida en 1 Reyes 6, con el fin de inculcar importantes instrucciones simbólicas relativas a los principios de la orden". 

El pasaje del Libro de los Reyes, al que Mackey se refiere aquí, aparece en Biblia del Rey Jacobo como sigue: "Subían con escaleras de caracol a la cámara central". La erudición bíblica moderna ha demostrado que el término traducido aquí como "cámara" significa en realidad un "piso", y que había tres de estos pisos en un lado del Templo, compuestos por pequeñas habitaciones en las que los sacerdotes guardaban sus vestimentas, utensilios, etc. No hay un solo indicio documental de que los obreros recibiesen sus salarios en este piso intermedio, o de que los Compañeros se preparasen allí para un grado superior. Este relato es, como ha dicho Mackey, "un mito histórico".

Cuando se entiende puramente como un símbolo, la Cámara del Medio representa ese lugar en la vida en el que recibimos las recompensas de nuestros esfuerzos.

Harry LeRoy Haywood, Symbolical Masonry (1923). 

Con esto asumimos que la Cámara del Medio no es un lugar que haya existido históricamente. Vamos a analizar ahora el texto referente a la Cámara del Medio que aparece en la celebérrima divulgación Masonry Dissected (1730), ya que es la primera vez que es citada la Cámara del Medio, y una correcta exégesis del texto puede arrojar bastante luz.

 


Analicemos las preguntas referentes al Templo que aparecen en el grado de Compañero de Masonry Dissected:

¿Viajasteis en alguna ocasión? - Sí, a oriente y occidente.

Esta frase nos está metiendo de lleno en el proceso iniciático, y ya nos indica que el ámbito en el que nos vamos a mover ahora no es físico sino espiritual. Esta expresión viene perfeccionada en la apertura el Tercer Grado del Ritual de Emulación, cuando el Primer Vigilante dice al Venerable Maestro que "viene de oriente y se dirige a occidente", indicando así que nuestro origen es el Paraíso pero nos hallamos en esta realidad en la que nos precipitamos tras la Caída del Hombre.

¿Alguna vez trabajasteis? - Sí, en la construcción del Templo.

¿Dónde recibisteis vuestro salario? - En la Cámara del Medio.

Con esto queda determinado que la Cámara del Medio, sea lo que sea, es donde ser recibe el salario masónico.

A continuación se produce una curiosa redundancia, pues una misma pregunta se repite dos veces.

¿Cómo accedisteis a la Cámara del Medio? - A través del Porche.

¿Cómo accedisteis a la Cámara del Medio? - Por medio de los escalones de una escalera de caracol.


Esta doble pregunta asume algo que la Biblia no dice, y es que se accede a la Cámara del Medio a través del Porche. Reyes sí nos habla de las estancias laterales, y nos dice que se subía por una escalera de caracol, pero no dice nada acerca de dónde estaba la puerta. En 1 Reyes 6:5-6 y 8 podemos leer:

Edificó también junto al muro de la casa aposentos alrededor, contra las paredes de la casa alrededor del templo y del lugar santísimo; e hizo cámaras laterales alrededor. El aposento de abajo era de cinco codos de ancho, el de en medio de seis codos de ancho, y el tercero de siete codos de ancho; porque por fuera había hecho disminuciones a la casa alrededor, para no empotrar las vigas en las paredes de la casa. (...) La puerta del aposento de en medio estaba al lado derecho de la casa; y se subía por una escalera de caracol al de en medio, y del aposento de en medio al tercero.

Es obvio que la escalera de caracol no habría podido estar exenta y de manera tan aparatosa como refleja el Tablero de Trazo pintado por Harris (que es el que se usa en las logias de Emulación), sino que habría sido pequeña y se hallaría dentro de las propias estancias. Pasemos a la siguiente frase.

¿Cuántos (escalones)? - Siete o más.

¿Por qué siete o más? - Porque siete o más hace una logia justa y perfecta.

Esta frase ofrece un interés dudoso para lo que nos ocupa, ya que la afirmación "siete o más hace una logia justa y perfecta" más bien parece hacer referencia al número de miembros mínimo que necesita una logia.

Y atención ahora porque aquí viene lo más importante de todo:

Cuando llegasteis a la puerta de la Cámara del Medio, ¿qué visteis? - Un Vigilante.

¿Qué os pidió? - Tres cosas.

¿Cuáles fueron? - Un Signo, un Toque y una Palabra.

Estas líneas sí son enormemente interesantes, porque implican un avance significativo de carácter esotérico. En etapas posteriores, con la gran proliferación de nuevos grados creados, sobre todo en suelo francés, se abusará de los Toques y Palabras; pero cuando en el ritual masónico se exige un Toque y una Palabra, lo que significa es que se debe haber alcanzado un cierto conocimiento esotérico. Del mismo modo que, cuando se confía una Palabra y un Toque a un candidato durante una ceremonia, lo que se representa es que se le está transmitiendo una sabiduría oculta. Es decir, para acceder a la Cámara del Medio es preciso haber alcanzado un cierto grado de desarrollo místico, del cual se dará fe por medio del Toque y la Palabra.

Medio shekel de plata acuñado en 68 d.C.

Detengámonos ahora en lo que nos dice el ritual acerca del salario masónico. A pesar de que, como dice el ritual de Emulación, es la esperanza del salario lo que endulza el trabajo, el momento de recibir el salario no aparece realmente como un momento gozoso. De hecho, aparece como un momento de incertidumbre y un tanto oscuro:
VM - ¿Cómo lo recibían?
Cand. - Sin escrúpulos ni desconfianza.
VM - ¿Por qué de esta peculiar manera?
Cand. - Sin escrúpulos, al saber que tenían derecho a ello, y sin retraimiento (diffidence, en el original inglés), por la convicción que tenían de la integridad de sus empleadores en aquella época.
Es muy ilustrativo que el ritual emplee la palabra "retraimiento" (diffidence), pues nos indica que el obrero va a recibir su salario de manera temerosa, como el que es llamado ante su jefe para llevarse una buena reprimenda, sabedor de que ha hecho algo mal. Es decir, recibir el salario que corresponde al Compañero es, en masonería, una experiencia desagradable.

Los obreros empleados en la construcción del Templo del Rey Salomón recibían su salario en el pórtico del Templo en la sexta hora del sexto día, es decir, en el Mediodía del Viernes. A los constructores del Templo se les pagaba un salario en triple especie: aceite, grano y vino.

Sin embargo, el ritual de la Marca va más allá y afirma que había dos tipos de obreros. Por una parte había unos más jóvenes e inexpertos, que todavía no se habían hecho acreedores a su propia marca, y a los que se pagaba en grano, vino y aceite; y otros que sí tenían su propia Marca, y a los que se pagaba en metales, concretamente medio shekel de plata. Esto en sí puede parecer una contradicción: si se está en un grado de desarrollo iniciático superior, ¿cómo es que aparecen los metales de los que tan necesario es desprenderse? No obstante, sí tiene sentido, y por ello está en consonancia con la Palabra de Paso a Tercer Grado, Tubalcaín, término que significa posesiones mundanas y era el nombre del primer artífice en metales.

Tal y como dice Walter Leslie Wilmshurst en La Iniciación Masónica:
Grano, vino y aceite son elementos indispensables para la Consagración de toda Logia Masónica, pues son el emblema del salario de los obreros. Los mandiles de los más altos Oficiales de la Orden ostentan espigas de trigo y ramas de olivo, pues se supone que son capaces de administrar el pan, el vino y el aceite a sus inferiores en la Orden. Según los rituales masónicos, el grano es símbolo de plenitud y abundancia, el vino de dicha y alegría, y el aceite es símbolo de paz y unanimidad; aunque el trigo es tradicionalmente símbolo del pueblo de Dios (en oposición a la cizaña), el vino es tradicionalmente símbolo de consagración sacerdotal y el aceite de sabiduría.

No obstante, en el camino de la Iniciación se reciben también salarios mucho menos agradables. Es muy común que aquel que comienza a caminar por el sendero de la Iniciación real se encuentre con muchas cosas inesperadas: pesar y remordimientos, pérdida de su círculo de amistades, enfermedad o adversidad material, por citar algunas. No se puede avanzar en el sendero de la Iniciación sin reajustar la constitución interior ni despojar el propio esquema mental de vainas emocionales y espirituales previas, y adentrarse en el sendero iniciático es cualquier cosa menos un experimento controlado, donde la misma naturaleza del Candidato es poco menos que sublimada en una realidad nueva. A todas estas adversidades y remordimientos es a lo que se refiere el ritual cuando dice que el obrero recibe su salario sin escrúpulos ni desconfianza, pues sabe que es acreedor a todo lo que conlleva, y tiene la certeza de que es lo que le corresponde, ni más, ni menos. Y por ello la palabra que define el paso al Grado de Maestro es Tubalcaín, pues en su trabajo le tocará ser su propio artífice de metales, pero en un grado que excede en mucho una mera invitación a desprenderse de ellos, y que se convertirá en su auténtico caballo de batalla.
Si resumimos lo dicho hasta ahora tenemos que:

1) La Cámara del Medio se inscribe dentro de un proceso espiritual ("Viajo a oriente y occidente").
2) La Cámara del Medio es donde se recibe el salario ("Recibí mi salario en la Cámara del Medio").
3) El Compañero sabe que va a encontrar algo malo en la Cámara del Medio ("Recibían el salario sin retraimiento").
4) Ese salario que consiste en pesar y remordimientos (medio shekel de plata).

Lo que se deduce de todo lo anterior es que la Cámara del Medio no es realmente un espacio físico, sino un estado espiritual. El estado espiritual en el que, por medio del sufrimiento y el remordimiento, el Compañero se purifica como forma de alcanzar el Tercer Grado. Hay dos elementos que son irrenunciables en el proceso de mejora personal y purificación espiritual: el tiempo y el dolor de corazón. Cuando ese proceso tiene lugar tras la muerte, para completar el proceso de purificación, el catolicismo lo denomina Purgatorio. Pero cuando se está experimentando el proceso iniciático, el cual implica la purificación ya este mundo, a este estado se le denomina en masonería la Cámara del Medio. La forma más inmediata de entender lo que es la Cámara del Medio es precisamente un purgatorio en este mundo. La Iniciación no es sino un proceso acelerado de mejora y elevación mística, el cual no se puede realizar sin que intervenga el dolor de corazón, y de ahí la necesidad de la Cámara del Medio.




En el Rito Francés y Rito Escocés Antiguo y Aceptado son los Maestros Masones quienes reciben su salario en la Cámara del Medio. En el Rito Francés se puede leer:
Los Aprendices recibían su salario en la columna J, los Compañeros en la columna B, y los Maestros en la Cámara del Medio.
Debemos tener en cuenta que, en el Rito Francés, los dos primeros grados son muy parecidos, pues el actual grado de Compañero apareció en Inglaterra como una escisión del grado de Aprendiz Entrado, y que lo que era originalmente el grado de Compañero a partir de Masonry Dissected comenzó a llamarse de manera generalizada grado de Maestro Masón. El parisino ritual del grado de Escocés de las Tres JJJ, que data de 1743, todavía menciona una "Cámara del Tercero"; y en el grado 8º del R.E.A.A., Intendente del Edificio, puede leerse: "Salomón hizo pasar a Adoniram a la Cámara del Medio a la Cámara del Tercero, siendo allí donde le transmitió la misma palabra que una vez transmitió a Hiram, con la orden de dársela a seis Maestros expertos, los cuales habían ayudado a retirar a Hiram de su fosa". Creo que el desorden causado durante la transición del sistema de dos grados al sistema de tres es lo que provocó que en Rito Francés y Rito Escocés Antiguo y Aceptado la Cámara del Medio haya quedado finalmente en el Tercer Grado, y no en el segundo, que es su sitio original.