LA MEMORIZACIÓN DEL RITUAL MASÓNICO.


Uno de los elementos más característicos de los Ritos de origen Antiguo que se practican en el entorno anglosajón y, de forma minoritaria, en otros países, es el hecho de que el ritual sea representado de manera memorizada y sin la ayuda de manuales impresos.

Este hecho, además, modifica totalmente toda la rutina y la vida de la Logia, que se ve obligada a convocar semanalmente Logias de Instrucción en las que ensayar y perfeccionar la puesta en escena del ritual.


Anuncio publicitario de la editorial de textos masónicos
Lewis Masonic, donde se ofrece el manual para la
memorización de rituales "Ritual in Mind" ("Ritual en mente").

La razón por la que los rituales masónicos son en su origen exclusivamente memorizados es obvia: los protorrituales de las Logias surgen en una época en la que la habilidad de escribir era algo excepcional (pensemos que las representaciones esculturales de las catedrales y templos que los masones construían buscaban representar las lecciones del Antiguo y Nuevo Testamentos por medio de un cómic visual, al igual que los retablos). En la época en que la Masonería comienza a parecerse a la que practicamos hoy en día, el índice de alfabetización en las islas británicas apenas alcanza el 50%, aunque si bien este nivel nos da una idea válida para la masonería de corte antiguo, de composición más popular, entre los Modernos, de una extracción social más elevada, se da por sentado que todo el mundo sabe leer y escribir con soltura, al punto de que se permiten el lujo de hacer que sus miembros tengan que responder a unas preguntas escritas de manera previa a su Iniciación, tal y como hoy en día se hace con el testamento filosófico.

Hasta el momento en que los rituales masónicos comienzan a imprimirse, las Tenidas necesariamente tenían que realizarse de memoria, convocando Logias de Instrucción para su ensayo bajo la supervisión del Director de Ceremonias. El punto de inflexión para la memorización o no del ritual fue la impresión voluntaria, por parte de las Grandes Logias, de sus rituales, pues obviamente ofrecía una alternativa con la que antes no se había contado. Realmente, el elemento que, sin proponérselo, cambia las reglas del juego es la introducción de las lecturas en el ritual (textos escritos por reputados Maestros lectores que debían ser memorizados y declamados en Logia), pues debido a la extensión de las mismas se hizo imperativo tener que copiar primero a mano, y posteriormente imprimir los rituales. La posterior evolución  en Francia de las lecturas escritas por Maestros lectores hacia planchas redactadas por los miembros de la Logia hubo necesariamente de modificar también la naturaleza del trabajo de la Logia.


Portada de Masonry Dissected. Aunque publicado en 1730 con la intención
de desvelar los secretos masónicos, el tremendo éxito de este libro se debió
a su compra masiva por parte de los propios Masones, que por fin disponían
de un manual gracias al cual aprender el ritual, al margen de las Logias de Instrucción.

No creo que sea tan inmediato como parece definir las causas que provocan que en una Logia se siga representando el ritual de memoria y llevando a cabo Logias de Instrucción, o se opte por leerlo. En el entorno anglosajón, tanto en el Rito de Emulación inglés como en el Rito de York americano, el ritual constituye el eje del aprendizaje masónico, primando en el caso de Emulación el ritual sobre las lecturas y, en el caso de York, concentrando las lecturas declamadas la enseñanza masónica en detrimento del ritual propiamente dicho. Tanto en uno como en otro caso la misma dinámica de aprendizaje empuja a memorizarlo. Y a primera vista puede parecer que el método de trabajo continental basado en planchas minusvalora el ritual, provocando que no se memorice. Incluso la actitud inestable de la Masonería de corte moderno respecto a los rituales, que le empujó a introducir alteraciones sustanciales en todos los Grados, invita a pensar así. Sin embargo, creo sinceramente que, aunque todo lo anterior deba ser tenido en cuenta, hay otras razones que son mucho menos definibles y delimitables, pero que también tienen que ver con el modelo de trabajo escogido en cada cultura. Como digo, son difícilmente delimitables, e implican sumirse en juicios de valor, pero voy a entrar en el tema.

Tras pasar años en una Logia de ingleses, tengo el convencimiento de que, de existir hoy en día los ingleses Modernos, seguirían memorizando minuciosamente el ritual, independientemente de la consideración que tuviesen del mismo o de que también redactasen planchas; del mismo modo que es posible ver a Hermanos españoles cometiendo sin pudor el abyecto sacrilegio representar el Arco Real leyendo. Y ello me lleva a pensar en otros dos elementos que pueden marcar la diferencia entre la manera de trabajar de ingleses y franceses / españoles, y que hacen de la Masonería británica lo que era antes y es hoy en día a nivel social. El primero de estos elementos es el tradicionalismo. El otro es el gregarismo (palabra que para el español tiene un tinte negativo, de modo que ruego que se entienda de manera aséptica).


Desartollo de una Logia de Instrucción (ensayo de Tenida)

El inglés ama sus tradiciones mucho más que el francés, se encuentra cómodo con ellas, no tiene problema alguno con su pasado histórico (más bien al contrario) y las percibe como algo positivo, de modo que no tiene reparo en mantenerlas y de entrada no las pone en tela de juicio. Sin embargo, en el inconsciente colectivo francés o español estas tienen un peso mucho más secundario, del mismo modo que el español o el francés contempla su propio pasado histórico desde una perspectiva mucho más conflictiva. No obstante, creo que un factor que tiene mucho más que ver con la manera de trabajar basada en Logias de Instrucción es el gregarismo casi genético de los ingleses (cuando eres español y convives en entorno inglés te llama muchísimo la atención). El anglosajón es naturalmente feliz reuniéndose con sus pares, y esto vale tanto para las despedidas de soltero que se organizan en Benidorm, donde no tienen reparo en ir todos vestidos con la misma camiseta de mal gusto, hasta para el Club Bilderberg (que seguramente responde mucho más a razones gregarias que no conspirativas), pasando por las asociaciones de fellows universitarios y materializándose en una institución tan típica de Inglaterra, y tan coetánea de la Masonería, como son los Clubes de Caballeros. Si a esto añadimos que la Logia de Instrucción ofrece una forma de reunión totalmente normalizada y que por ello respeta el carácter reservado del inglés estándar (si es que esto existe), el éxito está asegurado. Sin embargo, el español o el francés no es gregario, es menos dado a trabajar en grupo, y tiene una mayor tendencia a expresar su pensamiento. Y si bien en un contexto británico el hecho de reunirse un día a la semana a ensayar es percibido como un buen rato, para un francés, un alemán o un español sospecho que más bien sería una obligación molesta. Y quizá esto también haya tenido mucho que ver en el abandono del sistema de aprendizaje masónico basado en la memorización y posterior ensayo en Logias de Instrucción, una vez que la Masonería salió de su contexto cultural original y en el momento en que los rituales pasaron a imprimirse.


Manuales mnemotécnicos para la memorización del ritual


Tras haber trabajado personalmente según ambos modelos, el de planchas y el de memorización, mi opinión a título particular es que el trabajo masónico debería consistir prioritariamente en la memorización del ritual, para posteriormente llevar a cabo la redacción de planchas.

¿Cuáles son los beneficios del sistema basado en la memorización del ritual y en la Logia de Instrucción? Quizá podríamos plantearlo desde diferentes puntos de vista.

El simbolismo de los rituales de corte antiguo constituye una cartografía básica del proceso iniciático desde el comienzo del camino hasta que se alcanza el último estadio de la Iniciación. El ritual es un entramado simbólico de distintos niveles y capas que únicamente a través de su profundo conocimiento y constante trabajo y reflexión se va revelando a la mente del Masón, según va desmenuzando el contenido de las palabras, signos, toques, emblemas y leyendas, y también con la distinta perspectiva que estos ofrecen conforme el Masón va evolucionando en su vivencia masónica, pues para aquel que se halla en camino los objetos que percibe cambian también progresivamente de apariencia. De este modo la memorización del ritual lo convierte de forma natural en objeto de reflexión y punto focal para la mente, un hecho que las doctrinas orientales suelen tener muy en cuenta, y que en occidente solemos infravalorar. La memorización y el trabajo mantenido durante años lleva a una auténtica interiorización e identificación personal con el ritual. La impronta que deja la memorización de un texto de calidad en la personalidad del aprendiz es bien conocida desde la antigüedad, y por ello ha sido normal, desde la época clásica hasta el presente, que los niños memoricen textos de poetas o escritores insignes (en el caso de los niños griegos, estos memorizaban textos de su gran obra iniciática, La Odisea, trabajo gracias al cual podía decirse en propiedad que aprendían a ser griegos). 

Otro elemento en el que la memorización juega un papel fundamental es en la aportación moral del ritual de Emulación, de un carácter distinto con respecto al R.E.A.A., y también notablemente más abundante. Mientras que en R.E.A.A. se hace reflexionar al Candidato a la Iniciación sobre los conceptos que ya conocemos, Emulación hace muchísimo más énfasis en las obligaciones que contraemos en las distintas esferas de nuestra existencia, y su constante memorización y repetición transforman estas enseñanzas en un bagage personal que tiende a guiar a la persona en las situaciones críticas, y a convertirse en un manual de instrucciones que aflora automáticamente a la mente en caso de duda. En general, las enseñanzas morales y filosóficas quedan únicamente en un plano superficial cuando se trabaja someramente con el ritual. Sin embargo, la memorización del ritual y el catecismo masónico plantan en nuestra psique unas semillas mucho más profundas que dotan a esas pautas morales que se procura implantar de una fuerza superior al del mero hecho de reconocerlas como correctas. La mente es semejante a los músculos, que cuanto más se ejercitan mejor funcionan, y el uso de nuestra mente, guiada por el ritual masónico, la memorización y la reflexión, es una importante herramienta para mejorarnos a nosotros mismos en primer lugar, y el entorno en que nos encontramos a continuación.

Creo que un último beneficio de este sistema tanto para el individuo como para la Logia es la cohesión y armonía que imprime a la Logia el hecho de desarrollar semejante cantidad de esfuerzo y trabajo en común de forma mantenida en el tiempo. Esto hace que la dinámica de la Logia sea mucho más previsible y estable, no sólo al instaurar por pura necesidad la "escalera de oficios", sino por cimentar el afecto de los Hermanos en el trabajo conjunto. La relación entre Hermanos que se han esforzado estudiando el ritual en casa y ensayando juntos semana tras semana durante años tiene siempre un marchamo distinto al de aquellos que únicamente se reúnen una vez al mes. Y en última instancia, la Masonería da siempre más cuanto más esfuerzo se invierte en ella.