DE NOÉ A HIRAM. LA GÉNESIS DEL TERCER GRADO.






El origen noaquita de la Masonería


Para el masón moderno, la figura de Hiram Abiff resulta tan familiar que parece que siempre haya estado ligada de forma indisoluble a la Masonería. Sin embargo, la realidad es que la presencia de Hiram Abiff como modelo a seguir por parte de los francmasones es un fenómeno relativamente nuevo, introducido por los fundadores de la Gran Logia de Inglaterra en 1717. Si hubiésemos preguntado a un masón de 1650 acerca de Hiram Abiff, apenas habría sabido que era el Maestro de Obras que envió Hiram, Rey de Tiro, y desde luego no habría tenido para él, ni remotamente, el significado que tiene para nosotros.

Desde la baja Edad Media los masones habían adoptado a distintos personajes bíblicos como modelos, aunque el que adquirió mayor preponderancia no era otro que el pío y abnegado Noé, capaz de obedecer con resignación al Señor, y a quien este permitió sobrevivir, junto con su familia, al Diluvio Universal.

Para comprender la relación que Noé puede tener con la Masonería conviente tener en cuenta, en primer lugar, que la labor de carpintero estaba muy unida a la de masón, pues eran los carpinteros quienes construían las estructuras de madera de las casas. En segundo lugar, en la tradición judeocristiana, Noé es una figura asimilable simbólicamente con Adán, el hombre caído, al que Dios concede una segunda oportunidad en su proceso de regeneración. Noé plasma un nuevo intento de redención del ser humano, del mismo modo que representa una vida escrupulosamente dedicada a cumplir las Siete Leyes Noaquitas. Debido posiblemente al hecho de que Inglaterra esté asentada sobre una isla, el protagonismo de Noé en la cultura inglesa es notablemente superior al protagonismo que le otorgamos en España, donde Noé no deja de resultar un personaje bíblico pintoresco, y esto se refleja en los distintos órdenes de la mentalidad inglesa. Desde en su teatro, donde son realmente abundantes las obras teatrales basadas en la vida de Noé, hasta en la Royal Navy, que desde 1937 siempre mantiene en activo a un portaaviones que lleve el nombre de Arca Real (Ark Royal). No obstante, quizá convenga mencionar que, mientras en español el término noaquita únicamente reviste un carácter bíblico e histórico, en inglés sigue siendo un término vivo, y tanto para hebreos como para protestantes el declararse noaquita tiene un tinte de radicalismo religioso. 


Reproducción a tamaño natural del Arca de Noé.

El primer documento masónico donde aparece mencionado Noé es el Manuscrito Regius, de en torno a 1390; aunque es en el Manuscrito Cooke, fechado en 1410, el que comienza a perfilar la familia  de Noé. O más concretamente la peculiar familia de su esposa, Naamá; pues mientras se cita a Noé como descendiente del linaje de Adán, a la familia de su esposa Naamá se le hace descender de Lamec. Lamec tuvo dos esposas, Ada y Zila (que casualmente son las dos hijas de Eva). Con Ada engendró dos hijos, Jabal (quien inventó la Geometría) y Jubal (quien inventó la Música). Posteriormente con Zila tuvo otros un hijo, Tubal-Caín (el primer artífice de metales) y una hija, Naamá (que inventó el arte de tejer, representación tradicional de la Iniciación femenina). Precisamente el Manuscrito Cooke es el primer documento masónico donde aparece la figura de Hiram Abiff, al que presentan como hijo de Hiram, Rey de Tiro.

Desde entonces, la figura de Noé aparece mencionada en todos los Antiguos Usos de la masonería, del mismo modo que sus distintas tradiciones forman parte de la tradición teatral y de misterios inglesa. No obstante, parece que el tiempo se detiene para las tradiciones esotéricas masónicas hasta que, en el Siglo XVII, los masones aceptados meramente especulativos comienzan a aprovechar el ingente acervo cultural masónico para transformar el gremio en lo que será una orden iniciática. Sin embargo, el hecho de vivir en un mundo donde apenas se escribía, unido al interés de los masones por mantener su labor en secreto, provoca que nos encontremos en una oscuridad casi total respecto a la labor desempeñada, de manera que de cuando en cuando aparecen como por arte de magia textos que demuestran un desarrollo simbólico sobresaliente, pero cuya génesis desconocemos. De entre estos documentos, uno de los mejores ejemplos es el Manuscrito Graham.


El Manuscrito Graham (1726)



El Manuscrito Graham, encontrado en York y datado en 1726, es especialmente interesante, pues desarrolla la leyenda del Tercer Grado noaquita, así como una leyenda caída en desuso casi por completo -casi, que no del todo- como es la Besabel, y por último cita la leyenda de Hiram.

El Tercer Grado noaquita
Los tres hijos de Noé, Sem, Cam y Jafet acudieron a la tumba de su padre con el fin de descubrir su valioso secreto. Ahora bien, estos tres hombres ya habían acordado que, si no encontraban lo que buscaban, lo primero que encontraran debería servirles de secreto. No dudaban, sino que creían muy firmemente que Dios tenía el poder, y también que manifestaría su voluntad por medio de su fe, su oración y su obediencia, de manera que lo que encontraran se mostraría ante ellos tan potente como si hubieran recibido el secreto de Dios mismo en su origen. Llegaron entonces a la tumba, donde no encontraron nada más que el cadáver casi enteramente descompuesto. Cuando cogieron un dedo, éste se desprendió falange por falange, y lo mismo ocurrió con el puño y con el codo. Entonces levantaron el cadáver y lo sostuvieron, poniendo un pie contra su pie, una rodilla contra su rodilla, el pecho contra su pecho, una mejilla contra su mejilla, y una mano en su espalda, y se pusieron a gritar: Ayuda, oh Padre, como si dijeran: Oh, Padre del cielo, ayúdanos ahora, porque nuestro padre terrestre ya no puede hacerlo. Entonces, dejando de nuevo el cadáver, y no sabiendo qué hacer, uno de ellos dijo: "Pero hay tuétano en este hueso", y el segundo dijo: "el hueso está seco", y el tercero dijo: "hiede". Se pusieron de acuerdo entonces para darle un nombre que fuera conocido por la Masonería hasta este día. Después, se fueron a sus asuntos y a partir de ese momento sus obras fueron buenas.

Besabel
Cuando reinaba el rey Alboyne nació Besabel, que fue llamado así por Dios antes de su concepción. Este hombre santo sabía por inspiración que los títulos secretos y los símbolos primitivos del principio divino tenían el poder de proteger, y construyó de tal manera que ningún espíritu infernal de destrucción osó quebrantar la obra de sus manos. Así que sus obras se hicieron tan famosas que los dos hermanos más jóvenes del rey del que se acaba de hablar desearon ser instruidos por él en la noble ciencia que él dominaba. A ello consintió a condición de que no la revelaran (oralmente) sin unir (para ello) sus propias voces a la de un tercero. Prestaron juramento y él les enseñó la parte teórica y la parte práctica de la Masonería. Después hicieron su obra. En esta época, los salarios de los masones aumentaron en este reino; se veía entonces a los masones en compañía de reyes y príncipes. Pero cuando la hora de su muerte estaba cerca, Besabel deseó que se le enterrara en el valle de Josaphat, y que sobre (su tumba) se grabara una inscripción conforme a su mérito, lo cual realizaron ambos príncipes. Esta (inscripción) estaba (formulada) como sigue: «aquí yace la flor de la Masonería, que, superior a muchos otros, fue el compañero de un rey y el hermano de dos príncipes. Aquí yace el corazón que podía albergar todos los secretos. Aquí yace la lengua que jamás reveló ninguno».

Hiram
He aquí todo lo que se refiere a los días en que Salomón, su hijo, comenzó a construir la casa del Señor. Es mi deseo que todo el mundo convenga en que todo lo que era necesario aportar para esta santa construcción no provenía (únicamente) de este sabio rey. Todos debemos reconocer esto, so pena de acusar a Dios de una injusticia que ningún frágil mortal osaría reprocharle, y de la que su divina bondad no ha podido hacerse culpable. Leemos ahora en el versículo 13 del capítulo 7 del primer libro de los Reyes que Salomón envió a buscar a Hiram de Tiro. Éste era el hijo de una viuda de la tribu de Neftalí, y su padre era un hombre de Tiro. Era un artesano experto en bronce, lleno de sabiduría, hábil en la realización de todas las obras en bronce. Llegó ante el rey Salomón y construyó para él toda su obra. La explicación de estos versículos es la siguiente: la palabra hábil expresa la ingeniosidad; en cuanto a la sabiduría y la comprensión, cuando se encuentran reunidas en la misma persona, ésta ya nada tiene que desear. Así, con respecto a este pasaje de la Escritura, debemos convenir en que el hijo de la viuda cuyo nombre era Hiram estaba dotado de una inspiración sagrada comparable a la del sabio rey Salomón, o aún a la de San Besabel.
A pesar de ser encontrado en York, el estado de desgaste que presentan los fragmentos del Manuscrito Graham hace suponer que este documento fue pasado de Logia en Logia para su uso y lectura. Entre las distintas opciones que proponen los estudiosos ingleses como origen de este documento figuran York, Norteumbría, el sur de Escocia, y Lancashire. Posiblemente estas ubicaciones geográficas tengan que ver con los lugares en que comenzaron a desarrollarse las distintas leyendas. La opción de Lancashire es siempre cómoda porque Lancashire es sinónimo de «puerto de Liverpool», y conduce de forma refleja a buscar en la Masonería irlandesa. Un elemento que refuerza el carácter irlandés de esta leyenda es que, en el Arco Real antiguo, y hoy en día en Irlanda y Estados Unidos, la figura de Noé no solo forma parte del ritual del Arco Real, sino que en los brindis por las Tres Logias Originales, los norteamericanos los hacen por las Tres Arcas Originales. Por el contrario, en el Arco Real inglés y español se ignora la figura de Noé, y se brinda por las Tres Logias Originales, en la primera de las cuales aparece Besabel como uno de los presidentes.



Levantando al Maestro, por el pintor italiano Giovanni Francesco Barbieri (1591-1666) !!
 En posesión del Supremo Gran Arco Real de Escocia.


El hecho de que se propongan como opciones el sur de Escocia, o una comarca inglesa fronteriza con Escocia, como es Norteumbría, nos adentra en un contexto aún más falto de documentación que en el caso irlandés. En Edimburgo los masones aceptados habían rechazado en varias ocasiones las propuestas de Tercer Grado de Elías Ashmole, unos documentos que sin duda resultarían interesantísimos de poderlos consultar hoy en día. ¿Acaso pudiese ser la leyenda de Hiram Abiff el proyecto de Tercer Grado que Elías Ashmole, a la sazón rosacruz, creó en Edimbugo, pero que fue rechazado? Obviamente solo se puede especular a este respecto. El Manuscrito de la Casa de Registro de Edinburgo, de 1696, presenta los Cinco Puntos de la Maestría, pero probablemente el relacionar los Cinco Puntos con el Grado de Maestro se deba más a una modificación posterior por parte de los aceptados especulativos que no a la intención de los operativos, dado que en inglés los Cinco Puntos no lo son de la Maestría, sino del Compañerazgo (Five Points of Fellowship). Por otra parte el manuscrito no hace referencia a la muerte simbólica y se refiere al Maestro no como grado masónico, sino como oficial de la Logia. Sin embargo, el Manuscrito del Trinity College de Dublín, datado en 1711, hace referencia al Grado de Maestro como categoría masónica en sí, proporcionando los modos de reconocimiento del Maestro Masón y encargando a este de dar los Cinco Puntos. Lo que realmente era lógico y casi necesario, si tenemos en cuenta que para finales de los 1730 ya se trabajaba en Irlanda el Arco Real.


El Tercer Grado hiramita


Cuando los Modernos fundaron en 1717 la Gran Logia de Inglaterra, dentro de su vasto proyecto de revisión de la Masonería estaba incluida la desjudeocristianización del incipiente Grado de Maestro, de modo que intentaron plantear un modelo de Tercer Grado alternativo. La creación de un Tercer Grado -que es como crear un sistema mistérico entero- requiere un período de tiempo extensísimo, durante el que se depura la leyenda y se fusiona con otras leyendas semejantes. De hecho, la pobreza del Tercer Grado noaquita se debe a que no había experimentado este proceso.

En el momento de implantar su Tercer Grado, los Modernos intentaron implantar el el mito de Osiris.

Tras la leyenda de cualquier sistema mistérico antiguo suelen esconderse fenómenos astronómicos. A veces hay que rascar más en la superficie, y a veces hay que rascar menos. En la leyenda de Osiris apenas es preciso rascar para que aparezca la astronomía, de modo que, al aceptar el modelo osiríaco, el Tercer Grado de la Masonería, bajo la apariencia de la leyenda de Hiram, se pobló de acontecimientos astronómicos.

Vamos a dar por sentado que el lector de estas líneas conoce el Tercer Grado masónico y, siendo mucho más optimistas, vamos a considerar que lo conoce en su modalidad inglesa.

Y vamos a advertir también de un fenómeno que puede llevar a confusión: debido al fenómeno conocido como precesión de los equinoccios, el Zodíaco se desplaza paulatinamente con respecto al eje de la tierra, y por ello, con el paso de los siglos, los sucesos astronómicos acontecen en signos distintos. Por poner un ejemplo, la unión del Sol y la Luna (Osiris e Isis), que marcaba el renacer de Osiris, en la época del Antiguo Testamento tenía lugar en Tauro, mientras que durante el Nuevo Testamento tiene lugar en Aries. Por ello en el Antiguo Testamento se representa al dios como un toro joven (el Becerro de Oro), mientras que en el Nuevo Testamento aparece como un carnero joven (el Cordero de Dios). Otro elemento que puede llevar a confusión es que el número de estrellas que componen una constelación puede variar según la magnitud a la que dejemos de contarlas (hoy las Pléyades las contamos como siete, pero los egipcios las contaban como nueve).

Los doce Compañeros que se decidieron a arrancar a Hiram los secretos por la fuerza no son otros que los doce signos del Zodíaco. Nueve de ellos se echaron atrás, pero tres llegaron hasta el final (que entonces eran Acuario, Piscis y Aries, los signos del invierno). El Sol (Hiram, Osiris), era asesinado en Piscis, donde se encuentra, en la boca del pez, el ángel caído Fomalhaut, portador de violencia, el cual asesta a Osiris / Sol / Hiram el golpe mortal (solsticio de invierno). Tras su muerte, Hiram permanece varios días en la tumba (son los cinco días en que la longitud del día, tras el solsticio, no se incrementa). 



Los nombres de los asesinos de Hiram, Jubelo, Jubela y Jubelum, son igualmente de raigambre astronómica. Mientras el Sol alcanza su solsticio de verano en Libra, en la parte oculta del Zodíaco se encuentra un triángulo de estrellas que materializan la conspiración contra el Sol y que a partir de ese momento comenzarán a elevarse hasta llegar a su mayor altura en el momento del solsticio de invierno, muerte de Hiram: Zuben-hak-Rabi, cuya deformación fonética dará Jubelum Abiram, Zuben-el-Gubi, que deribará en Jubelo Gibbs, y Zuben-Es-Chamali, que se deformará en Jubela Gravelot (la deformación fonética en el contexto ágrafo de la Masonería es habitual: Pitágoras suele aparecer como Peter Gower).


Originalmente las estrellas de Libra formaban parte de Escorpio.


Con el fin de encontrar el cuerpo del Maestro se envían a doce Compañeros a buscarle. Estos doce Compañeros son ahora las Híades y las Pléyades, estrellas entre las que se encuentra el Sol cuando empezaba a renacer en Tauro. El perro que en la tradición antigua guía a nueve de ellos a la tumba no es más que Sirio, la Estrella Perro que se encuentra al sur de las Pléyades. Los grados del R.E.A.A. Elegido de los Nueve y Elegido de los Quince deben también su nombre a estas constelaciones.






Esta es también la razón de que los Modernos introdujesen en su Arco Real un personaje que no existe en el Arco Real escocés o en el irlandés: Esdras. Esdras (Ezra en inglés), es Osiris. Los hebreos lo tienen como un legislador, aunque realmente nunca existió. Pero los egipcios sí creían que sus leyes eran un regalo de Osiris, y de ahí se filtró a la tradición hebrea. Tanto Esdras como su complementario simbólico, Nehemías, acabaron también en el Arco Real que hoy día se practica en Inglaterra y España, pero siguen resultando ajenos para el Arco Real irlandés, escocés o norteamericano, de tradición Antigua.

Lo dejamos aquí. Los egipcios tuvieron miles de años para detallar su teogonía, y al trasladar el simbolismo osiríaco a la Masonería, la leyenda de Hiram resultaba virtualmente inagotable en sus ramificaciones y enseñanzas, lo que sin duda tiene mucho que ver con el éxito que experimentó.