La Capilla Rothko

Orange and Yellow, 1956

La Capilla Rothko  es una de las obras maestras del arte moderno y de la espiritualidad del siglo XX.

No voy a intentar explicar quién fue Mark Rothko (1903 - 1970). Quién desee conocer a este celebérrimo pintor solo tiene que asomarse a internet. Sí he de decir que no he hablado antes de la Capilla Rothko porque nunca he estado en Estados Unidos, y no la he visto personalmente, por lo que me sentía deslegitimado para hacerlo. Pero el complejo se me pasó cuando supe que el propio Mark Rothko tampoco había estado nunca en Houston, donde se halla emplazada esta obra; del mismo modo que no pudo verla concluida, pues él falleció en 1970, un año antes de su inauguración. Para él mismo fue una creación intelectual realizada desde su estudio en Nueva York.

Mark Rothko en su estudio de Nueva York.


No hay muchas pinturas de Rothko en España. En el Museo Reina Sofía (Madrid) se encuentra el cuadro Untitled (Orange, Plum, Yellow), el cual fue pintado en 1950. 

Untitled (Orange, Plum, Yellow), 1950.

En el Guggenheim (Bilbao) encontramos Untitled, 1952-53. 

Untitled, 1952 - 53.

En general es más fácil ver pinturas de este genial artista en el Tate Modern de Londres (en temporada baja es más económico ir desde las ciudades españolas a Londres que a Madrid).

Un hecho que creo importante mencionar es lo mal que sirve la fotografía a la pintura de Rothko. Si en general la experiencia de contemplar un cuadro tiene unas reglas muy distintas a las de ver una fotografía, en el caso de Rothko esto sucede por partida doble, dado que Rothko pinta a base de veladuras, que son unas capas muy finas y traslúcidas de pintura. El efecto de las infinitas veladuras de Rothko, cuando se contemplan en el cuadro real, es de un dinamismo muy marcado que convierte a sus pinturas, no solo en un elemento interactivo, sino en auténticas puertas a otra dimensión. Por ello lo habitual es ver al espectador sentado durante largo rato delante de las pinturas de Rothko. Sin embargo, todo esto se pierde en las fotografías. Además, cuando Rothko concebía una obra lo había también teniendo muy en cuenta el espacio que generaría alrededor, al punto de de que canceló algún contrato (como el de los Murales Seagram) porque el entorno en que se expondrían las pinturas no le satisfacía.

Red on maroon, 1959.

Black on Maroon, 1958.



Mark Rothko en 1949.


LA CAPILLA ROTHKO

Jean y Dominique de Menil
Jean de Menil, católico y proveniente de una familia destacada del mundo militar francés, y Dominique Schlumberger, protestante posteriormente convertida al catolicismo y heredera de una inmensa fortuna, se conocieron en 1930 y se casaron un año después. Según contaron ellos mismos, la amistad que tuvieron con el teólogo dominico Marie-Alain Couturier les influyó enormemente para el resto de sus vidas. Tomaron como propias las enseñanzas de éste sobre el ecumenismo y su manera de concebir el arte contemporáneo como una vía de cambio de la sociedad (y de la Iglesia Católica). Durante la Segunda Guerra Mundial, Francia fue invadida por el ejercito alemán, lo que provocará que el matrimonio emigrase a los Estados Unidos.

Marie-Alain Couturier
Desde su llegada a los Estados Unidos, Dominique y Jean de Menil, se dedicarán al mecenazgo de artistas contemporáneos, intelectuales, científicos y activistas de los derechos civiles de la época. Iniciarán su famosa colección Menil de arte, promoverán en las universidades la creación de la cátedra de Historia del Arte Contemporáneo y, en 1964, encargarán a Mark Rothko, perteneciente al movimiento del expresionismo abstracto americano, una serie de obras de gran formato para una capilla en Houston.

La capilla sería un espacio dedicado al ecumenismo con dos vocaciones principales: la contemplación y la acción social. En ella se podría rezar y meditar, así como celebrar ceremonias religiosas de cualquier credo, actividades en defensa de los derechos civiles y eventos ecuménicos o culturales. En su biblioteca puede encontrarse bibliografía de quince religiones distintas



Mark Rothko aceptó el encargo pero solicitó que se le permitiese aportar sus propias ideas en el diseño de la futura capilla. Trabajó en estrecha colaboración con el arquitecto Philip Johnson, uno de esos creadores admirado y odiado a partes iguales, pero enseguida llegaron los primeros enfrentamientos entre ambos, ya que tenían diferentes puntos de vista sobre el proyecto. Philip Johnson quería diseñar un centro monumental, algo a lo que Mark Rothko se oponía frontalmente, pues pensaba que esta monumentalidad iría en detrimento de la idea original, la cual pretendía crear un espacio para la meditación. Esta disputa terminó con la salida del proyecto del arquitecto Philip Johnson y la entrada de los arquitectos Howard Barnstone y Aubry Eugene, quienes le sustituyeron en la finalización de las obras del edificio.


La Casa de Cristal, diseñada por Philip Johnson en 1949.

La idea que regía el proyecto era que arquitectura y pintura se uniesen en una armonía trascendental. Para ello Rothko creó un santuario de forma octogonal cubierto por catorce obras que operan como superficies para la meditación. Un espacio sagrado que, al no corresponder a ninguna religión, pertenece al espíritu de aquellos que lo contemplan y así se vuelve una experiencia personal a la búsqueda de una reflexión que es de cada uno, íntima y propia.


Desde el año 1973 la Capilla Rothko incorporó a sus actividades iniciales la celebración de coloquios destinados a fomentar la justicia y la libertad en todo el mundo, atrayendo a personalidades de todos los rincones del mundo para darse cita allí. En 1981 se instituirán los Premios Óscar Romero de Compromiso con la Verdad y la Libertad.

Lamentablemente, su creador no pudo ver concluida la obra. Después de una larga depresión, Mark Rothko se suicidó en su estudio de Nueva York el 25 de febrero de 1970 sin llegar a ver terminada la capilla, la cual sería inaugurada al año siguiente.  Es a partir de ese momento cuando se la empezó a conocer como Capilla Rothko.


EL TEMPLO

Vista desde arriba, la capilla está formada por un octógono inscrito en una cruz griega, como aprovechando el cuadrado padre y el cuadrado madre del que hablábamos en la entrada "Geobiología y construcción de templos".


Frente a la capilla se encuentra un monumento que no fue diseñado originalmente para este lugar, pero que ha llegado a formar parte inseparable de él: el Obelisco Roto (Broken Obelisk), escultura realizada en 1963 por Barnett Newman.





LOS LIENZOS

Los muros están cubiertos por estuco gris. Cada pared ofrece una gran pintura sobre lienzo, aunque algunas no muestran un lienzo, sino tres, al modo de los retablos en tríptico propios de los templos católicos. En el momento en que la capilla fue diseñada, Rothko se había adentrado ya en una etapa que podríamos comparar con las pinturas negras de Goya, con tonos oscuros.



Creo conveniente citar el comentario de una entusiasta del arte que, en su blog, se refiere así a estas pinturas negras de Rothko:
Por ello las catorce pinturas de gran tamaño se disponen sobre ocho austeras paredes; tres de ellas presentan trípticos y las otras cinco son superficies unitarias, pero todas, las catorce, son grandes espacios pintados de negro. Ustedes me dirán ¿lienzos negros? Sí y no, porque el arte de Rothko es sutil y sofisticado y exige tiempo, tiempo para sumergirse y descubrir que detrás de ese plano negro hay centenares de capas de color como si aquello fuera un mar infinito. Un océano inmenso repleto de velos, velos que por momentos en una esquina son puro vacío y silencio pero en la otra se mueven como si vibraran.
La obra de Rothko requiere tiempo, hay que mirar y mirar hasta que sin que nos demos cuenta el cuadro no toma por el cuello, nos sumerge en su océano de color y nos lleva a un viaje trascendental. Allí es donde reside su belleza, en su capacidad para hacernos constructores de nuestra propia experiencia contemplativa.
https://arteemmasanguinetti.com/tag/capilla-rothko/ 
En realidad, y a pesar de la primera impresión, los lienzos no son solo negros, sino que algunos tienen tintes morados o marrones.



Mark Rothko en su estudio, mientras preparaba los murales para la capilla.



LA LUZ





Claraboya de la Capilla Rothko

Uno de los problemas más peculiares que se planteó en la capilla fue el de la luz. La abertura para que entrase la luz se situó en el centro del techo (sin proponérselo, como el orificio que deja pasar la luz al quitar la piedra clave en el ritual del Arco Real, donde también se juega con la luz cenital). En Nueva York, el estudio de Rothko tenía una claraboya en el techo, cuya luz controlaba por medio de un viejo paracaídas puesto sobre ella. El inconveniente surgió porque, aunque Rothko intentó recrear en la capilla los mismos efectos de luz que tenían lugar en su estudio de Nueva York, la luz de Texas es notablemente más agresiva que la luz de Nueva York, y no solo dificultaba la correcta apreciación de los lienzos, sino que también amenazaba con deteriorarlos. Para tamizar la luz se cubrió la claraboya con unas pantallas en forma de paraguas que fueron bastante criticadas por romper la estética del conjunto.

En la actual reforma que se está llevando en la capilla, esto se va a solucionar sustituyendo la claraboya original por una nueva que contará con un cristal especial y láminas de aluminio para filtrar y aminorar la intensidad de la luz. En las horas más oscuras, unos proyectores de luz suave iluminarán las pinturas.




Añadimos algunas fotografías más que reflejan la filosofía de la Capilla Rothko.

Nelson Mandela en la Capilla Rothko en 1999, recibiendo el premio Óscar Romero por la defensa de los derechos civiles.








Día de Acción de Gracias ecuménico, 2018.



Día del Yoga, 2015.




1 comentario:

  1. Desde que conozco esta capilla pienso que es, o puede ser, un templo masónico; de hecho creo que es el templo masónico contemporáneo (incluso escribí una plancha sobre esta "capilla" y el silencio basado en S. Reich). Alberto, un artículo maravilloso de nuevo. Gracias, un abrazo! JR

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